Muchas veces se ha dicho que Hitler tenía intenciones de dominación sobre Argentina y Sudamérica, algo más cercano a la fantasía que a la realidad. Pero parece que varios años antes de los nazis, al Káiser le hubiera gustada hacerse con la vaquitas de los conservadores argentinos.
Otto Richard Tannenberg era una importante teórico geopolítico, geógrafo, hombre de letras y gran militante del Pangermanismo de principios del Siglo xx. Había nacido en Múnich.
Este señor escribió un libro bastante famoso en su tiempo, es decir antes de la Gran Guerra del 14: “La más grande Alemania” (Gross-Deutschland). Otto Richard Tannenberg. Editorial Artes Gráficas “Mateu” Madrid, 1914. La edición original alemana data de 1911 (B. Volger).
En la tapa de la edición española de antes de la guerra puede verse un gran mapa mundial con el extremo sur de Sudamérica en poder del Imperio del Káiser.
Según Tannenberg, era vital para el gran plan de la Alemania colonizadora hacerse con territorios en la América del Sud. Los trópicos del África estaban muy lejos de satisfacer las necesidades del Reich. Para ello debían chocar con un enorme escollo, Estados Unidos y su doctrina Monroe, que permitía que potencias exóticas al continente se hicieran con territorios dentro del mismo.
Alemania esperaba contar con un aliado inesperado: Gran Bretaña. Francia estaba ya perdiendo considerablemente la preponderancia económica y colonial que durante tantas décadas había esgrimido por detrás de los británicos.
En noviembre de 1902, el Káiser Guillermo II hizo una visita a su par británico en Londres; llevaba solapadas intenciones. Convenció a Eduardo VII de que lo apoye en su aventura sudamericana. El punto de desembarco: Venezuela. En un principio los británicos asintieron.
Los alemanes reclamaban a Venezuela el pago de los daños causados por la revolución a las empresas alemanas; el cumplimiento del pego de los intereses y amortizaciones atrasadas de los empréstitos alemanes y la cancelación de las deudas a distintos comerciantes e industriales alemanes. Pero en realidad lo que deseaban era poner pie en el continente. A finales de 1902 enviaron la flota, bloquearon los puertos más importantes y bombardearon los de La Guaira y Puerto Cabello. Naves inglesas participaron también en las acciones. Pero lo Ingleses no estaban dispuestos a ir a la guerra con Estados Unidos y mucho menos por los alemanes o para beneficiar intereses de Alemania, así que todos debieron llegar a un acuerdo antes de que se produzca una invasión, que era el fin que perseguía el Káiser. Argentina apoyó con fuerza a Venezuela y la oposición de los estadounidenses hacia las intenciones de la Armada Imperial.
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Káiser Guillermo II |
Pero según Tannenberg, Venezuela era solo un comienzo. Las regiones más importantes y deseadas por Alemania eran las del sur del continente. Tres puntos de su plan para la expansión alemana (del 13 al 15) son reveladores en este sentido; vamos a citarlos totalmente para ver de qué manera los alemanes pensaban desmembrar a Sudamérica entre ellos mismos, Inglaterra y los Estados Unidos:
(Yo sé que es largo, pero es "imperdible")
Art. 13.--Alemania e Inglaterra se entienden respecto a sus esferas de influencia en la América del Sud. Alemania toma bajo su protección a las Repúblicas da la Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay, la tercera parte meridional de Bolivia, pertenecientes a la cuenca del Río de La Plata, y la parte meridional de Brasil; en todas estas regiones reina la cultura alemana. Inglaterra ocupa por su parte el Perú, Ecuador, el norte de Bolivia y el resto del Brasil. Estos países comprenden la cuenca del Amazonas, que es el rio más grande del mundo, así como las costas que dependen de esa cuenca en el Océano Pacifico y el Atlántico. Esta forma de repartición es motivada por el hecho de que Alemania no puede recibir en Asia y África más territorios tropicales y necesita la región no tropical aún inocupada y apta para la colonización de la América del Sud.
Art. 14.—Alemania e Inglaterra re ponen de acuerdo para mantener, en todas las circunstancias, sus decisiones sobre la América del Sud contra las protestas eventuales de los Estados Unidos. Alemania e Inglaterra han comprometido, en la América del Sud, valores ten importantes —varias miles de millones de marcos—, que no pueden obrar de otro modo en interés de sus pueblos. Aun desde el punto de vista geográfico este reparto se justifica plenamente. La desembocadura del Amazonas y todos los puertos situados más al sud están más cerca del norte de Europa que de Nueva York. Los Estados Unidos lo saben muy bien, porque los correos de New York no son enviados directamente a Río de Janeiro, sino primero a Hamburgo y de allí al Brasil. Alemania e Inglaterra, como grandes potencias industriales que son, deben reservarse regiones que, aparte sus capitales, no han sacado aún gran partido de las conquistas de la civilización moderna, ferrocarriles, correos, telégrafos, teléfono y navegación a vapor. Pare el aprovisionamiento en producto de la industria, estos países deberán depender únicamente de Alemania e Inglaterra. La concurrencia de las Estados Unidos es evitada mediante un derecho de entrada de un ciento por ciento del valor de los objetos como se hace en la América del Norte. Alemania e Inglaterra serán las únicas autorizadas a emitir empréstitos de Estados en esos territorios. Ningún súbdito de un Estado extranjero podrá adquirir inmuebles, minas, establecimientos industriales, casas u otras propiedades. Estos Estados americanos guardan su antigua autonomía en lo que concierne a su administración interior, pero las dos Estados protectores los representan exteriormente y como compensación aseguran la protección militar de los territorios contra el extranjero.
Art. 15.—Alemania e Inglaterra ofrecen a los Estado Unidos de América del Norte, a cambio da su consentimiento, el protectorado sobeo Méxivo, Nicaragua, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Haití, Colombia, Venezuela y Santo Domingo. El protectorado alemán en América del Sud comprende 6.500.000 kilómetros cuadrados y 12 millones de habitantes. El protectorado inglés es considerablemente mayor: 9.720.738 kilómetros cuadrados con 24.186.000 habitantes. La parte ofrecida a los Estados Unidos es de 4.550.000 kilómetros cuadrados y 110 millones de habitantes.
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SMS Vineta Armada del Káiser, participante del bombardero de Venezuela |
Uno de los argumentos esgrimidos por Tannenberg para el dominio alemán en Sudamérica, que hacía referencia a que el norte de Europa estaba más cerca que Nueva York, es algo que no deja de asombrarme profundamente.
Finalmente llegaría la guerra mundial de 1914-1918 y el pangermanismo expansionista del Kaiser quedaría hecho añicos. Ahí venía ya los nazis asomando con un pangermanismo todavía más violento y racial, pero más centrado e en el viejo continente y las heridas que quedarían abiertas luego de la capitulación de 1918 y la supuesta “puñalada por la espalda”.