Como siempre al final de cada año estuve recorriendo las sierras cordobesas. Antes secas, ahora lluviosas, especialmente a fines de diciembre y principios de enero. Tremendas tormentas envolvieron los picos grises y verdes, como casi todos estos últimos años. No es que antes no las hubiera, solo que ahora duran más y vienen una detrás de la otra.
Pero hay algo que nunca cambia. Siempre me encuentro con alguna historia o algún metal oxidado que quiere contar algo… Y esta vez sucedió en la remota localidad de Los Cocos en el Valle de Punilla. Hacia allá fuimos una mañana de las últimas de diciembre, justo en el respiro entre dos tormentas bastante violentas. Me habían dicho que allí había un pequeño museo dedicado a motocicletas, bicis y autos antiguos. Y los había, claro, pero también encontré todo tipo de trastos viejos de los que no me puedo despegar nunca.
Después de ver algunos vehículos legendarios no pudo evitar ir hacia donde estaban los bártulos oxidados de otros tiempos. No me llamó mucho la atención ver los clásicos tambores de nafta Energina, con la esvástica grande de la Shell de los años veinte. De ello ya he hablado en otra entrada (Esvásticas por el mundo). Pero sí me llamó un poco más la atención una rara máquina de aceite, con grandes esvásticas, también de la Shell, nada que ver con nazis. Ante mi atención sobre este viejo y raro aparato, el hombre que hacía las veces de guía me comentó que no hacía mucho había comprado en un remate de La Falda una tapa oxidada, que era de un viejo tambor de combustible, en este caso alemán…
Muy grande fue mi asombro cuando lo vi venir con la tapa inconfundible (aclaro que solo las había visto antes por internet) de un viejo tambor de 200 litros de combustible de la Wehrmacht. En Europa, por supuesto no son una cosa extraña, pero sí lo son en Argentina. Estos tambores llevaban siempre grabado el año de fabricación. Así, para rematar lo extraños de esta aparición, la tapa lleva estampado el año 1945, un momento en que el oro era menos preciado que el combustible en el Tercer Reich. ¿Cómo fue a parar esta cosa a las Sierras de Córdoba?
No faltará quien no tenga duda de que este tambor de combustible vino en un submarino hundido en alguna recóndita playa patagónica. Tamaña aseveración, que sería como tratar de adivinar cuantas gotas tiene la lluvia, nunca podrá ser comprobada. Las tres ramas de las Wehrmacht usaban el mismo modelo, por lo que, indudablemente, unidades de la Kriegsmarine deben haberlo utilizado durante el último año de la guerra. No era lo más común que este tipo de tambores fueran a bordo de en un sumergible... Pero quien sabe.
Otro misterio sin resolver para la colección.
Máquina de aceite de la Shell que nada tiene que ver con los nazis |
Clásico tambor de Energina que nada tiene que ver con los nazis |
Viejo amperímetro de los años 20 de la AEG |