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U-Boat Argentina
Este blog tiene como objetivo describir hechos históricos. Bajo ningún concepto se tratan temas políticos. La aparición de cualquier imagen o fotografía relacionada a regímenes totalitarios es puramente ilustrativa y relacionada a temas históricos tocados en el sitio.
¿Por qué las fuerzas aliadas dejaron Berlín a los soviéticos en el final de la Segunda Guerra Mundial?
Oberleutnant Wilhelm Groche
Un capitán argentino en las dos Guerras Mundiales
Nazis en Villa Ballester, parte III
Tal como lo relato en mi extenso libro “Nazis en las
sombras”, el espionaje alemán en Argentina construyó diferentes refugios o
escondites subterráneos en varias propiedades a las que tenían accesos. Por
ejemplo en la estación radiotelegráfica de General Madariaga, debajo de la
cocina de la quinta “Mi Capricho” en San Miguel y en muchas otras “casas
seguras”, algo que quedó debidamente documentado en las declaraciones que los
mismos espías hicieron una vez que cayeron presos en 1944 y 1945. Parece que
los nazis tenían fanatismo por excavar. No solo lo hacían para crear
escondites, sino también para enterrar aparatos de radiotelegrafía, documentos
falsos y dinero, entro otras cosas. Incluso en la parte II de esta saga cuento
la historia del "callejón de los nazis", haciendo referencia a la
casa de Lafayette 371 (vieja numeración), que era la propiedad de Paul
Wellmann, miembro del partido nazi (número 3.758.529) desde el 1 de noviembre
de 1936. Hurgando en el viejo sótano de sa casa, el nuevo dueño halló una
inesperada sorpresa: descubrió una red de pasadizos y escondites, también una
pared falsa con una habitación detrás; desde allí nacía un pasadizo que
conducía a un túnel, que a su vez llevaba hasta la casa del vecino...
Según los dueños actuales, en una primera instancia, la propiedad de la calle Agustín Alvarez de Malaver, era propiedad de la Sociedad Alemana de Gimnasia. Luego los terrenos se fueron loteando y surgieron varias casas, entre ellas la de Fandrich. Las viejas propiedades podrían haber sido construidas por un ingeniero llamado Hirsch, también alemán.
Lamentablemente el gran pozo fue rellenado, por cuestiones de seguridad, sin realizarse más investigaciones o inspecciones. Una verdadera pena. Esto sucedió hace algunos años, y los dueños de la propiedad ni siquiera sabían hasta hace pocos días de la existencia y las actividades de Fandrich en la década de los cuarenta…