Estamos acostumbrados a leer sobre las numerosas y pródigas hazañas de los submarinos alemanes, tanto en la Gran Guerra como en la Segunda Guerra Mundial. Pero los germanos no fueron los únicos que lograron memorables faenas a bordo de estas máquinas legendarias. Para tenerlo presente, es bueno repasar notables acontecimientos como los que vamos a citar a continuación.
La gran frustración de los británicos durante la Primera Guerra Mundial fue la batalla de la península Gallípoli, en las costas occidentales de Turquía. El estrecho de los Dardanelos, que une el mar Egeo con el mar interior de Mármara, es un canal muy estrecho, que en algunos sectores llega apenas a 1.6 km. y su profundidad promedio es de 50 metros. Además es muy sinuoso. Para 1915, cuando la gran flota británica fracasó en su intento de forzar los estrechos, y mientras las fuerzas terrestres de sir Ian Hamilton se desangraban lentamente en la península, varios sumergibles de la Royal Navy comenzaron a realizar la increíble proeza de colarse por esa pequeña franja de agua hacia el mar interior. Lo hicieron a pesar de las redes antisubmarinas y de las telarañas de minas que infestaban el angosto paso.
La magnífica pluma de Winston Churchill, en su libro de memorias sobre la Gran Guerra, publicado en varios volúmenes entre 1923 y 1931, relató las increíbles hazañas llevadas a cabo por varios sumergibles y comandantes en los Dardanelos. Así narró aquel gran estadista la fantástica historia de cómo los sumergibles de Su Majestad lograron tamaña proeza no sin sentidas pérdidas:
La historia naval de Gran Bretaña no contiene ninguna página tan admirable como la que recuerda las proezas de sus submarinos en los Dardanelos, que constituyen, en audacia, habilidad, resistencia y riesgos, el ejemplo más hermoso de acción submarina de todo el conjunto de la Gran Guerra, y que fue caracterizado, además, por la más estricta observancia de las leyes aceptadas en la guerra. Cuando se piensa en aquellos oficiales y marineros, apretados entre la complicada maquinaria de sus buques de acero en forma de cigarro, tanteando, dándose golpes o cargando ciegamente a gran profundidad contra obstáculos desconocidos e imprevisibles, rodeados por ingenios explosivos (uno solo de los cuales podía destruirlos a un simple contacto), siendo blanco de cañones y torpedos en cuanto emergían un instante a la luz del día, perseguidos por cargas de profundidad, cazados por cañoneros y destructores, espiados por los submarinos alemanes y esperando a cada momento ser destrozados, ahogados o dejados morir de inanición en el fondo del mar, y no obstante soportando alegremente estas pruebas durante semanas enteras, para volver a pasar una y otra vez sin vacilar por entre las garras de la muerte… entonces resulta en verdad todavía más amargo recordar que sus proezas y su abnegación no se vieron coronadas por la victoria.
La campaña
… Ya en diciembre de 1914, el teniente Norman Holbrook había ganado laCruz Victoria al pasar con su submarino B11 sumergido por debajo de los campos de minas de los Dardanelos y hundir al crucero turco Messudieh. El 17 de abril, esta empresa desesperada fue intentada de nuevo por el submarino E15 en combinación con el entonces inminente desembarco de sir Ian Hamilton: la tentativa falló y el submarino embarrancó en el estrecho junto a Dárdanos, siendo muerto su comandante, el teniente T. S. Brodie, y capturada la mayor parte de su tripulación. Los restos del buque después de dura lucha fueron finalmente destruidos por un torpedo lanzado por un bote de patrulla británico. El día 25 de abril, mientras se estaba efectuando el desembarco, el submarino australiano AE2, sin asustarse por la desgracia de su antecesor, pasó sumergido con gran habilidad y valor a través y por debajo de los campos de minas y consiguió entrar en el mar de Mármara, donde del 25 al 30 atacó la navegación turca y hundió un gran cañonero. Pero, el 30 de abril, hallándose averiado e imposibilitado de hacer inmersión correctamente, fue a su vez hundido, tras dos horas de combate, por un bote torpedero turco. Sin embargo, el camino estaba de nuevo abierto y el paso, aunque peligroso, no resultaba imposible.
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E14 y las defensas de los Dardanelos; Telegraph UK |
La pérdida de estos dos buques, que tanto molestó a lord Fisher, no impidió a los demás perseverar de un modo sublime. El 27 de abril, el E14, al mando del teniente C. Boyle, se sumergió 20 metros por debajo de los campos de minas, pasó el Kilid Bahr bajo el fuego de todos los fuertes y torpedeó a un cañonero turco junto a Gallípoli. Desde entonces hasta el final, operaron continuamente uno o varios submarinos británicos en el mar de Mármara y sus ataques a las comunicaciones marítimas turcas, aunque aislados, consumaron casi la ruina del enemigo.
El E14 permaneció en el mar de Mármara del 27 de abril al 18 de mayo, perseguido sin tregua por botes torpederos y otras embarcaciones de patrulla, siendo objeto de un fuego tan continuado que apenas podía encontrar tiempo para recargar sus acumuladores y aguantar con vida. Sin embargo, pudo causar daños decisivos a los transportes turcos: el día 29, atacó a dos de ellos, hundiendo uno; el 1 de mayo, hundió un cañonero; el 5 atacó a otro transporte e hizo huir a varios más hacia Constantinopla, y el 10, atacó a dos transportes escoltados por dos destructores turcos, lanzando torpedos contra ambos, el segundo era un navío muy grande cargado de tropas: una explosión terrible siguió al impacto del torpedo y el transporte se hundió rápidamente con una brigada completa de infantería y varias baterías, con lo que murieron más de 6.000 turcos. Este terrible suceso paralizó prácticamente el movimiento de tropas turcas por mar. El E14 no tenía ya torpedos y, el día 17 de mayo, recibió por radio orden de regresar; el 18, desafió de nuevo el fuego de los fuertes pasando delante de ellos a 7 metros de profundidad y después se sumergió donde pensó que se hallaba el campo de minas, aunque es probable que pasara más bien a través de ellas corriendo el mayor peligro.
Al día siguiente, entró en el mar de Mármara el comandante Nasmith con el E11, que acababa de ser armado con un cañón de 3 kilogramos, y cruzó durante varios días, amarrado a un velero, hundiendo un cañonero y varias otras embarcaciones. El día 25 de mayo, el comandante Nasmith llevó el E11 sumergido hasta la misma Constantinopla, donde torpedeó a un gran navío fondeado junto al arsenal; el submarino tocó fondo varias veces y escapó del puerto enemigo con gran dificultad.
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E14 |
Desde entonces hizo reinar el terror en el mar de Mármara, atacando sin éxito al acorazado Barbarossa, luchando con destructores, hundiendo transportes de víveres y otros vapores y escapando siempre a la destrucción por un pelo. El 7 de junio regresó atravesando el campo de minas y llevándose una de ellas, que arrastró largo tiempo suspendida de su timón de profundidad, todo bajo un fuego terrible de los fuertes.
Había estado diecinueve días en el mar de Mármara y había hundido un cañonero, tres transportes, un navío cargado de municiones y tres cargados de víveres.
El 10 de junio hizo su segunda entrada en el mar de Mármara el comandante Boyle y permaneció allí veintitrés días, hundiendo un gran vapor y trece veleros. Los submarinos E12 (teniente Bruce) y E7 (teniente Cochrane) pasaron el estrecho los días 20 y 30 de junio, respectivamente, y destruyeron, entre ambos, siete vapores y diecinueve veleros, cañoneando, además, repetidas veces las carreteras y ferrocarriles a lo largo de la costa.
La red antisubmarina
Un nuevo peligro iba a ser entonces añadido a los del paso: a mediados de julio, los turcos terminaron de colocar la red antisubmarina de Nagara, constituída por mallas de 3 metros de largo y 8 centímetros de grueso, reforzadas con alambre de 13 centímetros. Esta, excepto una pequeña abertura, cerraba el paso por completo hasta una profundidad de 66 metros. Este obstáculo estaba guardado por cinco cañoneros a motor armados con cargas de profundidad, y por numerosos cañones colocados convenientemente.
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Boyle |
El día 21 de julio, el comandante Boyle pasó el estrecho por tercera vez en el E14. Cerca del paso, rozó una mina que no estalló y tuvo la enorme suerte de acertar la abertura de la red en Nagara. El día 22, encontró en el mar de Mármara al E7 y ambos continuaron juntos sus depredaciones (…)
El regreso del comandante Boyle, o sea, su sexto paso por el estrecho, el día 12 de agosto, lo relata él mismo del siguiente modo:
No dimos con la puerta y chocamos con la red; puede que la red hubiera sido ampliada ahora y no dejara abertura. En tres segundos el submarino fue levantado de 80 pies de profundidad a 45 pies; pero, por fortuna solo se desvió unos 15 grados de su ruta. Se oyó un ruido terrible de desgarraduras, golpes violentos y choques sordos, y pareció como si se hubiera chocado con dos obstáculos sucesivos, porque el ruido cesó casi, para sentirse de nuevo. Necesitamos veinte segundos para atravesar la red y, al doblar el Kilid Bahr, nos hicieron fuego lanzándonos además un torpedo desde Chanak, que salió a la superficie a unos pocos metros de nuestra popa. A una milla al sudoeste de Chanak, rozamos una mina, pero no nos detuvo. (…)
El día 5 de agosto, el E11 (comandante Nasmith) había hecho su segundo paso del estrecho. Su costado golpeó duramente contra una mina a la altura de la punta de Kephez y a 23 metros de profundidad. Para romper la red en Nagara se sumergió a 33 metros y se lanzó a toda máquina: la red lo cogió por la proa y lo levantó violentamente, pero con el golpe cedieron las mallas con un ruido seco y el buque quedó libre. Una hora más tarde, torpedeaba a un transporte; durante todo el día fue perseguido por los patrulleros y, al amanecer del día siguiente, lo bombardeó un avión. Más tarde, torpedeó a un cañonero y, el día 7, entraba en acción contra tropas que marchaban por la carretera de la costa. El 8, torpedeó y hundió al acorazado Barbarossa, que, escoltado por dos destructores, marchaba a toda máquina hacia la península…
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Boyle |
Estas aventuras y proezas continuaron sin interrupción durante veintinueve días, después el E11 regresó sano y salvo, habiendo hundido o destruido un acorazado, un cañonero, seis transportes, un vapor y veintitrés veleros.
Este peligroso servicio fue continuado sucesivamente por los submarinos E2, E7, E12, H1 (teniente Pirie) y E20 (teniente Clyfford Warren), así como por el francés Turquoise. En total, la barrera de Nagara se pasó veintisiete veces, constituyendo cada viaje por sí solo una epopeya. De los trece submarinos ingleses o franceses que pasaron o intentaron pasar, se hundieron ocho, cuatro de ellos con toda su tripulación o poco menos. Además del E15 y el AEII, fue cogido también el E7, de Cochrane, en la red de Nagara, el día 4 de septiembre: bombardeado con cargas de profundidad durante dieciocho horas, y habiendo tratado de pasar a través del fondo de la red descendiendo a la profundidad excesiva de 40 brazas, Cochrane subió al fin a la superficie y, viéndose inextricablemente enredado en la red, mandó lanzarse al agua a su tripulación y hundió el buque con sus propias manos. (…)
De los submarinos franceses, tres fueron hundidos o capturados a la entrada o en la red: el Saphir, en enero; el Joule, en mayo, y el Mariotte, el 26 de julio. El Turquoise fue el único que logró pasar, pero fue averiado y capturado el día 30, después de una breve campaña en el mar de Mármara. En el camarote del capitán encontró el enemigo su libro de notas que había olvidado destruir y que contenía la indicación del lugar en que había de encontrar el Turquoise al submarino inglés E20 el día 6 de noviembre. El submarino alemán U14 estaba efectuando entonces reparaciones en Constantinopla, y fue él quien acudió a la cita, con lo que el E20, esperando encontrar un amigo, fue volado por el torpedo de un enemigo.
Magníficos resultados
En total los submarinos británicos destruyeron en el mar de Mármara 1 acorazado, 1 destructor, 5 cañoneros, 11 transportes, 44 vapores y 148 veleros, resultando de ello la suspensión virtual de las comunicaciones marítimas turcas. Fue un hecho de la mayor importancia para el enemigo y por el que, a fines de junio, quedó el ejército turco reducido a los límites más precarios en víveres y municiones.
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Pecio del E14 descansando para siempre en las aguas turcas. Fue encontrado en 2008 |
Fuentes: Churchill, Winston. La Crisis Mundial de 1914-18. Londres 1923-31.
Telegrafh UK