Se conoció hace pocas horas que un retrato del siglo XVII, del
pintor italiano Giuseppe Ghislandi, robado por los nazis al coleccionista de
arte neerlandés judío Jacques Goudstikker durante la Segunda Guerra Mundial,
apareció colgado detrás de un sofá en un living marplatense. Increíblemente, los
periodistas Cyril Rosman, John van den Oetelaar y el corresponsal del diario
neerlandés en Buenos Aires, Peter Schouten, llegaron a esta conclusión gracias
a un anuncio de venta de la propiedad donde se encuentra el cuadro. AL parecer,
esta obra de arte fue traída a la Argentina por el nazi Friedrich Kadgien.
Este caso tiene algunas aristas particulares que vale la
pena comentar. En primero lugar, nos recuerda la omnipresencia de Hermann
Göring en innumerables facetas de la Alemania nazi. No solo “todo lo que volaba
le pertenecía”, sino que la economía alemana fue uno de los ámbitos que cayó
bajo su gigantesca mano al ser el amo de los planes cuatrienales.
Otra dato importantes es que los investigadores argentinos han
pasado por alto a este personaje nazi que hoy emerge inesperadamente en las
noticias. El proyecto CEANA (Comisión para el esclarecimiento de las
actividades nazis en Argentina) no lo mencionó en su reporte final. El CEMLA (Centro
de Estudios Migratorias de Latinoamérica) tampoco tiene datos de su llegada oficial
a Argentina, al menos bajo su verdadero nombre. Sin embargo, una comisión
gubernamental Suiza que funcionó entre 1996 y 2001 y varios historiadores de la
misma nacionalidad aportaron algo de luz sobre este nazi escurridizo.
¿Quién era Kadgien?
El abogado Friedrich Gustav Kadgien nació en Elberfeld el 23
de junio de 1907. Trabajó en el Ministerio del Interior prusiano, donde fue
jefe del grupo de negocios de divisas y responsable de la adquisición y
asignación de moneda extranjera. Fue un experto en el desarrollo de la ley de
divisas nacionalsocialista. El 1 de noviembre de 1932 se unió al NSDAP (número
de miembro 1.354.543) y en 1935 a las SS. Desde 1938, Kadgien fue representante
especial bajo el comisionado para el Plan Cuatrienal, Hermann Göring.
De acuerdo a Janis Schmelzer, autor del libro “Divisas para
la victoria final”, el departamento de Kadgien era responsable de la moneda extranjera
y los metales preciosos. Coordinó la venta de acciones y valores robados a
través de empresas fachada y bancos suizos. Kadgien jugó un papel clave en la
vinculación de negocios con grandes empresas y bancos alemanes y sus relaciones
con socios suizos. La comisión Bergier determinó que: “Friedrich Kadgien estuvo
fuertemente implicado en métodos delictivos para la adquisición de divisas,
valores y diamantes robados a víctimas judías, desempeñando un papel
preponderante.”
Friedrich Kadgien
Huida al final de la
guerra
La historia de la fuga de Kadgien a la Argentina, tal como
la narra el Reporte Final de la comisión Bergier y complementa con datos
adicionales la historiadora suiza Regula Boschler, es digna de una buen guión
cinematográfico.
En diciembre de 1944, con los aliados golpeando las puertas
de Reich en dos frentes, tres alemanes con recursos comenzaron a planear su
escape. Ernst Fischer, arquitecto de la gestión del combustible del Ministerio
de Economía del Reich y ex director de IG Farben, Ludwig Haupt, director de la
Continental Oil Transpor y nuestro amigo Kadgien. Allí reclutaron al abogado
suizo Ernst Infeld, alto funcionario de Petrola, empresa suiza responsable de
la importación de combustibles líquidos.
En abril de 1945, a días de la capitulación, este trío de
nazis encontró una buena manera de comprar su ingreso a Suiza: Un tren con 28
vagones cargados de combustible pesado para Petrola. El país neutral estaba al
borde del colapso energético en ese momento.
Imfeld consiguió los visados necesarios y contó para ello
con el apoyo de su jefe, Robert Grimm, consejero socialista nacional del PS.
Cuando los visados llegaron, Haupt y Kadgien huyeron de inmediato a Zürich,
mientras que Fischer supervisó desde el sur de Alemania que el tren se
dirigiera a Suiza.
El 28 de abril se reunieron los tres en el hotel Baur au Lac
de Zürich. Tenían recursos que habían ido sacando de Alemania en los últimos
meses y la promesa de un pago de $235.000 marcos por el combustible de Petrola
(más de 1 millón actual).
Para junio de 1945, imfeld había solucionado los problemas
de residencia. El trío de nazis se mudó al hotel Verenahof de Baden y comenzaron
a tratar de destrabar el pago del combustible. Empleando métodos oscuros, un
testaferro suizo, Armin Moos, y amenazando con cancelar el contrato de los vagones,
los alemanes lograron hacerse con $20.000 mil francos y un pago mensual de $1.000
más para sus gastos.
Los británicos se enteraron de que Kadgien estaba en Suiza e
intentaron pedir su extradición. Pero un error en su nombre lo ayudó a escapar.
Los suizos extendieron su visado hasta fines de 1945. Sin embargo, no logró
escapar a los estadounidenses, que lo presionaron para que se presentara en su
embajada en Berna. Allí fue sometido a cuatro horas de interrogatorio, pero increíblemente
fue puesto en liberta. “Esta persona es una serpiente de la peor calaña”,
sentenció el informe del interrogador, al que nada confesó Kadgien.
Fue entonces cuando estos nazis comenzaron a tramar la fuga
a Sudamérica. Imfeld fue nuevamente el encargado de conseguir los papeles. El
cónsul paraguayo intentó visar los pasaportes pero su ministro de Relaciones
Exteriores se lo impidió. Imfeld intentó conseguir pasaportes en Italia pagando
la impresionante suma de $130.000 francos pero al parecer fueron estafados.
En febrero de 1946 fue el turno de los holandeses de
reclamar. Buscaban diamantes que Kadgien había transportado desde Países Bajos
a Alemania, pero nada hallaron. Recordemos que el cuadro aparecido en Mar del
Plata fue robado en ese país.
Otra vez Kadgien negó todo a sus interrogadores. Y otra vez
lo dejaron ir.
En ese momento, según cuenta Boschler, los teléfonos de los
nazis fueron intervenidos. Las transcripciones demuestran que en ese momento de
desesperación, quien mantenía la calma y dirigía al grupo era la esposa de
Imfeld, Tony.
A finales de 1946, los franceses también preguntaron por el
paradero de Kadgien, y los estadounidenses aumentaron la presión, exigiendo a
Suiza la extradición a Alemania de esta importante figura de la industria. Para
colmo, la policía de Berna recibió dos cartas anónimas que los denunciaban como
nazis fugitivos. El inspector federal Max Ulrich recibió un buen soborno de
Kadgien para mantener el caso frío y rechazar la extradición del nazi, lo que
resultó incluso en la ampliación de los visados hasta 1948.
Para ese año fundaron se inscribió en el registro local de
Sarnen la empresa comercial y financiera Imhauka
AG (de las iniciales de los fundadores Imfeld, Haupt, Kadgien). Solo se
documenta una transacción de esta empresa: Entrega de carne argentina congelada
a la zona de ocupación angloamericana de Alemania.
Aparentemente, según Regula Boschler, un funcionario de
apellido Zehnder y el encargado de negocios de Uruguay en Berna fueron los que
expidieron el visado para huir a Sudamérica. También escribió que el vapor en que
finalmente llegaron a Buenos Aires fue el “Anna C”, el mismo en que viajaron otros
nazis en fuga: Gerhard Bohne y Hans Fischböck. Esto habría ocurrido en enero de
1950. En Argentina no hay datos de su llegada, mientras que en Brasil existe
una ficha de inmigración que data de ese mismo año (Río de
Janeiro)
En Río vivió en el barrio de Santa Teresa y dirigió una
sucursal de Imhauka en Avenida Rio Branco junto a Haupt, así como con la esposa
de Imfeld, Antoinette “Tony” Imfeld, quien había huido a Brasil con este último.
Este dúo de escapistas llegó en julio de 1951. En Mato Grosso, estos nazis
invirtieron gran parte el dinero que habían traído consigo en 85.000 hectáreas
de tierra (una superficie equivalente a casi todo Berlín). Para Borscher, esa
hacienda, que contaba 20 mil cabezas de ganado, se compró en 1954.
Aparentemente usaron la empresa agropecuaria para lavar dinero espurio, ya que
las inyecciones de capital se contaron por millones.
En 1955, Kadgien y Haupt fundaron otra empresa en Brasil, Compañía
Brasileira de Caldeiras. La segunda gran inversora fue Anita Condesa von Zichy,
que al igual que Kadgien residía en Buenos Aires. Pero la heredera de Thyssen
se sintió estafada al darse cuenta que solo era una tapadera para lavar dinero
nazi. El asunto se zanjó con un acuerdo extrajudicial.
Haupt y Kadgien se volvieron a casar en Sudamérica con
mujeres alemanas más jóvenes que ellos. Sus descendientes aún siguen por estos
lugares. Fischer se quedó en Suiza.
La comisión Bergier asumió la culpabilidad suiza por este
escape: Claro, aquí está la traducción: “Las autoridades suizas consintieron
esta situación, lo protegieron de las solicitudes de extradición de los Aliados
y le permitieron partir hacia América Latina sin inmutarse. Para entonces, el
interés en el pasado de estas personas había disminuido considerablemente.”
Sus rastros en Argentina
En 1951, Kadgien obtuvo la ciudadanía argentino y fundó Imhauka
Argentina SA en Buenos Aires. De acuerdo a la constancia de inscripción en
ARCA emitida en agosto de 2025, esta empresa se dedica aún en la actualidad a
la compra y venta de mercancías y tiene domicilio en Cerrito 1266, piso 13 Dpto
52.
De acuerdo al documentalista Ingolf Gritschneder,
Kadgien compró una casa en el barrio de
Vicente López y negoció acuerdos como
intermediario entre empresas alemanas, como Siemens , y el gobierno argentino
de Juan Perón . También vendió millones de dólares en armas, como el HK G3, a
la junta militar brasileña en nombre de Rheinmetall , con una comisión del 5%.
En 1978, Friedrich Kadgien, conocido por pocos como “la serpiente”,
falleció en Buenos Aires. Está enterrado en el Cementerio Alemán.
Comisión
Bergier: Report,
the 1996 Swiss Independant Commission of Experts to investigate Switzerland’s
role in the Nazi period and Dodis (Diplomatische Dokumente des Schweiz)
Regula
Borschler: Ein
neues Leben für drei Nazis
Friedrich Kadgien (derecha) y Antoinette “Tony” Imfeld (centro) en Argentina, entre 1951 y 1955. Fuente: Regula Bochsler para nzz.ch.
Antoniette Imfeld y Friedrich Kadgien en Brasil
Hola impresionante como hay cosas sin descubrir !!!
ResponderEliminarTenes esa nota ¡? Friedrich Kadgien (derecha) y Antoinette Imfeld (centro) en Argentina, entre 1951 y 1955. Fuente: Regula Bochsler, nzz.ch.