U-Boat Argentina

Este blog tiene como objetivo describir hechos históricos. Bajo ningún concepto se tratan temas políticos. La aparición de cualquier imagen o fotografía relacionada a regímenes totalitarios es puramente ilustrativa y relacionada a temas históricos tocados en el sitio.

Refugiados en puertos argentinos

Para agosto de 1941, luego de dos años de intensa batalla en el mar, varios buques mercantes de banderas beligerantes se hallaban refugiados en puertos argentinos. Por decreto del Poder Ejecutivo se los eximió del pago de derechos por el uso de embarcadero y otras instalaciones portuarias. 

Tres de estos buques, los pertenecientes a la Alemania nazi, fueron adquiridos por el Gobierno argentino en la suma de $ 1.400.000 Dólares. Dichas naves, a pesar de haber enarbolado el pabellón nacional, para el año mencionado seguían amarrados en Puerto Nuevo. Los tres pertenecían al Norddeutschcer Lloyd de Bremen. Ellos eran: 

El “San Martín”, ex “Lahn”, de 8.500 toneladas, construido en 1927 por los astilleros Teckenburg (Wesermünde), provisto de máquina de tres cilindros y 1.000 caballos más una turbina de baja presión. 

El “Belgrano”, ex “Nienburg”, de 4.230 toneladas, construido en 1922 por los astilleros Vulkan (Stettin), con dos turbinas de 773 caballos.

El “Santa Fe”, ex “Anatolia”, de 2.450 toneladas, construido en 1923 por los astilleros de Weser, con máquinas de triple expansión de 228 caballos.

Pero antes de que los buques de Hitler sean adquiridos por (...)

(*) La investigación completa será publicada en un próximo trabajo del autor.



Buques dinamarqueses:

Las tres motonaves “Reefer” dinamarquesas refugiadas en Buenos Aires y Bahía Blanca, eran de mediano porte, pero dotadas de instalaciones frigoríficas en todas sus bodegas. Las tres pertenecían a la firma Lauritzen, de Copenaghe, y poseían las siguientes características: “American Reefer”, de 2.330 toneladas, construido en 1936 por los astilleros de Nakskov; motor Burmeister de 675 caballos y se hallaba amarrado en Puerto Nuevo, Buenos Aires. “Indian Reefer”, 2.815 toneladas, construido en 1939 por los astilleros Helsingörs; dos motores Helsingörs de 811 caballos sobre dos ejes, también amarrada en Puerto Nuevo. “Brazilian Reefer”, de 1.831 toneladas, astilleros Nakskov, 1936, motor Burmeister de 405 caballos. Esta última nave estaba amarrada en Bahía Blanca, junto a otra motonave dinamarquesa no frigorífica de nombre “Bretagne”, de 3.285 toneladas perteneciente a otro armador, Ganger Rolf, y contruida en 1937 por Akers, de Oslo, dotada de motores de 608 caballos.



















Buques franceses:

En las amarras de Puerto Nuevo se hallaban refugiados cuatro vapores galos. Tres de ellos eran “paquetes postales” de buen tamaño, con instalaciones de pasajeros y alguna capacidad frigorífica. Ellos eran: 

“Campana”, de 10.816 toneladas, construido en 1919 por Swan Hunter (Newcastle) , para la Societé General de Transports Maritime de Marsella, con seis turbinas de vapor Parsons.

“Aurigny”, de 9.586 toneladas, construido en 1918 por las Forges et Chantiers de la Mediterranee (La Sayne) para los Chargeurs Réunis (del Havre) , con dos máquinas triple expansión de 676 caballos; combustión a petróleo.

“Formose”, de 6.136 toneladas, construido en 1921 por el mismo astillero y para la misma empresa. Dos máquinas de triple expansión con 676 caballos; combustión a petróleo.

“Katiola”, de 3.890 toneladas, construido en 1935, mismo astillero y empresa, y dotado de dos turbinas a vapor.















Buques italianos:

Los buques italianos refugiados en Buenos Aires eran en total dieciséis. Eran naves de cuatro a seis mil toneladas en promedio con excepción de dos de mayor porte, de los que uno, “Princesa María”, era paquete postal. Cinco estaban amarrados en Puerto Nuevo y Riachuelo (“Princesa María”, “Gianfranco”, “Capo Rosa”, “Cervino”, “Monte Santo”); tres en Bahía Blanca (“Amabilitas”, Inés Corrado”y “Vittorio Veneto”); cuatro en Necochea (“Voluntas”, “Pelorum”, Fortunstella”y “Maristella”); tres en San Nicolás (“Dante”, “Tesco” y “Valdarno”), y uno en San Lorenzo (“Castelbianco”).

La mayoría de estas naves eran cargueros de cierta edad y reducida velocidad, construidos en Gran Bretaña. Todos pertenecían a armadores de Génova, excepto el “Pelorun” que pertenecía a un armador de Palermo.

“Princesa María”: 8.918 toneladas, constructor Franco Tozi de Taranto en 1923 para la Italia Sociedad Anónima de Navegación. Cuatro turbinas en dos ejes; combustión a petróleo.

“Gianfranco”: Ex “Ouderkerk”, 8.191 toneladas, construido en 1915 por Bremer-Vulkan (Bremen). Pertenece a la Compañía Italiana de Transportes Marítimos. Máquinas de triple expansión de 819 caballos. 

“Capo Rosa”: Ex “African Explorer”, de 4.700 toneladas. Construido en 1919 por Lithgows (Glasgow). Compañía Genovesa de Navegación a Vapor. Máquinas de triple expansión de 517 caballos; combustión a petróleo.

“Cervino”: Ex “Tatra”, de 4.363 toneladas. Construido en 1913 por Priestman (Sunderland). Pertenece a la Azanchi. Máquinas de triple expansión de 353 caballos.

“Monte Santo”: De 5.850 toneladas, construido en 1920 por Northumberland (Newcastle). Pertenece a la Garibaldi. Máquinas de triple expansión de 572 caballos.

“Amabilitas”: Ex “Ansaldo Savoia Segundo”, construido por Cantieri Officiali de Cornigliano para Societa Anon. Industria Armamento. Máquinas de triple expansión de 337 caballos.

“Inés Corrado”: Ex “River Tigris”, ex “Vellavia” y ex “War”. 5.160 toneladas, construido en 1918 por Armtrong W. (Newcastle). Pertenecía a la Societá Corrado. Máquinas de triple expansión de 517 caballos.

“Vittorio Veneto”: Ex “War Joy”, de 4.600 toneladas. Construido en 1918 por Canadian Vickers (Montreal), pertenece a la Camogliese. Máquinas de triple expansión de 474 caballos.

“Voluntas”: Ex “City of Batavia” y ex “Ganelon”, de 5.600 toneladas. Construido en 1907 por Swan Hanter (Newcastle), de la Societa Anon. Industria Armamento. Máquinas de triple expansión de 556 caballos.

“Pelorum”: Ex “Queen Eleanor” y ex “Sierra Blanca”, de 5.314 toneladas. Construido por Bartam & Sons (Sunderland). Pertenece a la Transmediterránea. Máquinas de triple expansión de 517 caballos.

“Fortunstella”: Ex “Eboe”, de 4.864 toneladas. Construido en 1915 por Palmers & Co. Pertenece a Fratelzutto. Máquinas de triple expansión de 566 caballos.

“Maristella”: Ex “Ebani”, de 4.872 toneladas. Construido por Palmers & Co y pertenecía al armador Rizutto. Máquinas de triple expansión de 566 caballos.

“Dante”: Ex “Cambrien Princess”, de 4.901 toneladas. . Construido por Bartam & Sons (Sunderland) en 1914. Pertenecía a Corrado. Máquinas de triple expansión de 401 caballos.

“Teseo”: 4.970 toneladas, construido en 1920 por Cantieri Riuniti (Palermo). Pertence a Societá Ligure de Armamento. Máquinas de triple expansión de 337 caballos y combustión a petróleo.

“Valdarno”: Ex “Attivita” y ex “War Column”, de 5.700 toneladas. Construido en 1919 por Coughland & Sons (Vancouver). Pertenecía a Corrado. Máquinas de triple expansión de 480 caballos.

“Castelbianco”: Ex “Pearlston”, de 4900 toneladas. Construido en 1920 por Lithgows (Glasgow). Pertenecía a la Sitman Sociedad Italiana Trasportes Marítimos. . Máquinas de triple expansión de 440 caballos.


















En momentos en que los estados bálticos comenzaban a aliarse con la Alemania nazi, un par de barcos se iban a sumar a los refugiados de Buenos Aires. Ellos eran: el estonio “Kajak” y los finlandeses “Yildum” y “Aurora”.

















Fuente: La Prensa, jueves 14 de agosto de 1941.

Crucero auxiliar HMS Alcántara en el puerto de Buenos Aires

Esta fantástica fotografía del HMS “Alcántara”, un crucero auxiliar de la Marina de Guerra Real, fue publicada por el diario La Prensa al momento de atracar en el puerto de Buenos Aires, el 1 de agosto de 1941. Al mando del capitán J.G Ingham, la nave, que desplazaba más de 22.000 toneladas, estaba artillada con ocho cañones de 6 pulgadas y dos de 3. 

Al reparar en el detalle del artículo que acompaña la imagen, es imposible no realizar algunas reflexiones. Imaginemos por un momento que en lugar de ser una nave de guerra británica hubiera sido un corsario de superficie alemán el que atracó en Buenos Aires, siendo además provisto adecuadamente por la “Comisión de donación de carnes argentinas al Ejército británico”. Imaginemos sólo por un instante las voces que se hubieran alzado repudiando aquel hecho si se hubiera tratado del “Thor” o del “Pinguin”, que no navegaban muy lejos de allí en esos momentos. 

La neutralidad argentina siempre fue indudablemente funcional al Eje, algo que no amerita discusión alguna, pero lejos estaba el país de ser casi una satélite del nazismo. Menos aún en los años democráticos de 1939 a 1943. 

El “Thor” fue uno de los corsarios de superficie más exitosos que los alemanes utilizaron en las aguas sudamericanas. Sobre las hazañas del capitán Kähler he hablado bastante en mi libro “Sumergibles alemanes en Argentina y Sudamérica”, donde también menciono las campañas de corsarios de superficie en aguas del Atlántico Sur. Un año antes de ser tomada la fotografía que hoy comparto, el corsario germano “Thor”, que estaba asolando las rutas aliadas del sur de Brasil, y el “Alcántara, siempre al mando de Ingham, se encontraron frente a frente en el océano desolado, unas 300 millas mar adentro de las costas donde limitan Uruguay y Brasil. Aquello sucedió el 28 de julio de 1940. 

El corsario alemán trató en vano de escapar durante más de dos horas. Sin embargo, como el buque británico era más rápido, su comandante llegó a la conclusión de que su única oportunidad era virar y presentar batalla, dejando el sol a sus espaldas y esperando que sus artilleros acertaran antes que los enemigos. Así, cerca del mediodía, el “Thor” redujo su velocidad, giró a estribor y abrió fuego, haciendo impacto con la tercera salva sobre el crucero enemigo. Luego de acertar, e infligir graves daños a su adversario, Kähler prefirió preservar su navío. Echó una cortina de humo y se dio a la fuga. El buque inglés debió dirigirse a Río de Janeiro para reparar sus averías.



NSDAP Landesgruppe Argentinien. Listado de miembros

Desde que el diario Perfil publicó el año pasado que el partido nazi tuvo 70.000 miembros en Argentina, algo que es por supuesto descabellado, me propuse investigar a fondo al NSDAP y sus organizaciones en ese país.
Ayer me llegó desde Estados Unidos lo que creo es el último listado sobreviviente, al menos en archivos públicos, de miembros del partido nazi de Argentina. Se compone de 1.489 integrantes con su número de socio, fecha de nacimiento, dirección y fecha de ingreso al partido. 
Para 1938/39, cuando los nazis comenzaron a sentirse perseguidos en el país, ocultaron los listados del partido y las fichas de miembros (y opositores) en la embajada. Claro está que apenas tuvieron que subir dos pisos por el ascensor de 25 de mayo 145. Dificilmente los argetinos iban a atreverse a allanar la representación oficial protegida por la inmunidad diplomática. 
Todos los allanamienos realizados en el marco de la causa contra los dirigentes del partido se hicieron en 1941/42 y fueron hechos en locales del partido (para ese momento FCAByC) o la UAG. En ese oportunidad se secuestrándose elementos de propaganda y listados parciales de otras organizaciones que suplantaron al partido.
Es por lo anteriormente expuesto que creo que el listado que me ha llegado, resultante de microfilmaciones de archivos hallados por los aliados en las oficinas del partido en Alemania, es el único sobreviviente en archivos oficiales. Y pienso esto luego de haber buscado intensamente en los archivos de mi país.
Como agregado me ha llegado con los miembros de los Landesgruppe de varias otras naciones sudamericanas, como por ejemplo Uruguay.


“Debemos asesinar a ese puerco”

Julio B. Mutti 
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Prohibida la reproducción de las fotografías sin autorización expresa del autor


Karl Arnold, un asesino de las SS expulsado de Argentina.


Parte I

Tal vez haya sido un plan pergeñado en soledad por un fanático y rudimentario agente del SD. Sin embargo, el caso de Karl Arnold pone de manifiesto que durante 1939 los nazis, o un pequeño grupo de ellos, pretendieron asesinar a opositores del partido en Argentina. 

Los primeros hombres que trabajaron para las organizaciones de espionaje nazis en Argentina se parecían más a matones desprolijos de la Gestapo que a refinados agentes de inteligencia; Karl Arnold fue un fiel ejemplo de ello.
Miembros del NSDAP en Argentina
Arnold era un idealista del nazismo que llegó a la Argentina en (...)

(*) La investigación completa se publicará en un próximo trabajo del autor
Papel membretado del NSDAP Argentinien con la dirección de 25 de mayo 145







Parte II

¿Qué pasó con Karl Arnold una vez llegado a España?

El periodista e investigador español Eduardo Martín de Pozuelo escribió en 2005 varios artículos que aparecieron en el periódico La Vanguardia. Utilizando documentos desclasificados de Estados Unidos, sacó a relucir el entramado de espionaje alemán en España durante la Segunda Guerra Mundial. Al parecer, lejos de verse afectado por su magra experiencia en Buenos Aires, Arnold siguió operando para el SD en Madrid: (...)

(*) La investigación completa se publicará en un próximo trabajo del autor

Un túnel del tiempo

En este pequeño fragmento de entrevista cuento algunas particularidades de mi visita a la chacra del SD en General Madariaga. Gracias a Adrian Michelena de canal 2 de Pinamar. Más información en "Crónica de espías nazis en General Madariaga".






Crónica de espías nazis en General Madariaga

Investigación completa publicada a comienzos de 2016 en la revista especializada WW2GP Magazine (España). Es una continuación de lo publicado en 2015 en el libro "Nazis en las sombras". La historia completa se publicará en un próximo libro.

Julio B. Mutti 
© Todos los derechos reservados.

Prohibida la reproducción de las fotografías sin autorización expresa del autor


Mediodía de primavera en la profunda carretera; 350 kilómetros al sur de Buenos Aires. Un enorme Cristo, bañado por el sol incandescente, me señala con su mano izquierda el camino de acceso al pueblo. Ancho, asfaltado y custodiado a cada lado por altos eucaliptos, me conduce hasta unas viejas vías del ferrocarril. Aquí y allá algunas casas me miran pasar detrás de sus tupidos jardines.  Atrae mi atención una muy antigua, construida con techo a dos aguas; debe ser de comienzos de siglo. Luce muy cuidada, casi inmaculada.





4 de diciembre de 1942. Sobre el pesado escritorio de madera del escribano Tejeiro hay dos altas pilas de dinero. Bien ordenadas. Nadie parece reparar en que llevan una faja blanca con grandes letras donde puede leerse “Banco Germánico de la América del Sur”… Con un ademán pausado, el Dr. Ángel Garrido Gonzalez acomoda una y otra vez su refinada corbata importada hasta que llega su turno. Toma del bolsillo interior de su chaqueta su pluma fuente y estampa su firma. Delante tiene el título de propiedad que los transforma en el dueño, al menos en los papeles, de la estancia “La Elvira” de casi 30 hectáreas, ubicada a no más de 3 ó 4 kilómetros de allí. El vendedor, Nicolás Sangorrín, sonríe y cuenta detenidamente los billetes: $27.500.- Moneda Nacional, una pequeña fortuna. Los Sangorrín son una de las familias pioneras de los Pagos del Tuyú...



                Un hombre de cabellos plateados y la cara curtida por el sol me hace señas. Está de pie bajo la vieja galería, a medio derrumbar, que cubre uno de los flancos del viejo casco. Levanta su brazo derecho y camina lentamente hacia la empalizada de madera. Mis pies siguen soldados a los tirantes de madera del guardaganado. Recién en ese momento mi mente retorna al presente. Es Roberto, el actual dueño de “La Federal”, así como bautizara el Ejército Argentino a la chacra luego de tomar el botín de una guerra sólo librada en el terreno del espionaje y las intrigas. El hombre está cerca de sus ochenta, pero sus recuerdos están tan vivos como su vieja estancia de fin de semana, la que ya casi no frecuenta. Lucho, el casero, combate incansablemente con una bicicleta oxidada, mientras mi atento anfitrión y yo nos disponemos a hurgar entre la historia y el polvo.
          ...
Restos de los pilares donde los alemanes instalaron los equipos

Entrada al sótano. Allí se ocultaban los equipos
              Volvemos a salir del viejo elefante gris de 1918 y tomamos el sendero hacia los fondos del parque que rodea la vieja construcción. Las piñas resecas crujen y se parten bajo mis pies, hay cientos de ellas. Entre las flores silvestres y la gramilla arremolinada hay numerosos huesos de ovejas, rasgados hasta el cansancio por los perros del casero. Levanto uno muy grande, es un cráneo. Los dientes brillan bajo el tórrido sol de primavera. A lo lejos, detrás de un granero pintado de blanco, asoma el viejo molino de viento, salpicado por el óxido implacable, que le da una tonalidad rojiza a sus aspas. Luego la inmensidad de la llanura pampeana, interminable, apenas invadida aquí y allá por pequeñas manchas parduzcas, otras claras o negras. Todas brillan bajo el sol de noviembre; son los caballos de Roberto, un puñado, los que quedan de otros tiempos ya lejanos...
           
Foto de la época en que la casa fue adquirida por el SD.
Gentileza de los dueños actuales.

Conversamos animadamente debajo de un pino imponente. En realidad es toda una hilera que llega hasta la el camino de tierra. Es muy alto y grueso, y riega sus piñas y agujas hasta el pie de un viejo aljibe que parece de la época colonial. La brisa húmeda corre suave y nos acaricia el rostro con delicadeza, hace al sitio aún más agradable, apacible, sosegado. Podría quedarme aquí sentado por horas, en el desvencijada sillón con vestigios de una ya desaparecida capa de pintura blanca, debajo del pino gigante, sintiendo el aura reposada de la chacra. Luego, sólo ver salir las estrellas, mientras imagino aquellas antiguas historias de espías, de hombres resueltos, que no utilizaban más armas que su agudo ingenio y la astucia de un lince...
Reportaje sobre los hechos
Restos de los cables de Franczok







Pasaporte para Moscú

Acabo de terminar otro libro fantástico, un verdadero bestseller de 1951. "Pasaporte para Moscú", de Michel Gordey, es un ensayo escrito bajo la oscura sombra de la amenaza de una guerra mundial atómica sin precedentes. En 1950, Gordney, ruso de nacimiento pero francés por adopción, fue llamativamente admitido por el gobierno de Stalin para realizar un viaje de dos meses a la URSS, que lo llevaría a Moscú, Leningrado, Stalingrado y Tiflis. Su fantástico dominio del idioma y su condición de ruso nativo permitieron la recopilación de un documento incomparable, especialmente signado por tratarse de momento en que el hermetismo soviético había alcanzado niveles insospechados. 

Por momentos, el periodista pudo sortear la barrera firmemente organizada que el Estado soviético, la misma que solía colocar frente a cualquier extranjero que quisiera conocer el funcionamiento de sus organismos y la vida de los hombres que los animaban. Otras tantas, Gordey sucumbió a la inquebrantable voluntad del stalinismo, siempre obsesionado con ocultar aspectos tan banales de la vida como las Universidades, bibliotecas, periódicos o los famosos Kolkhozes (granjas colectivas).

La falsedad de innumerables ideas arraigadas en Occidente sobre la URSS queda de manifiesto a lo largo de las páginas, así como también las alocadas y fatídicas “verdades” vertidas por Stalin en la mente de su población sobre Occidente. 

Gordey no se limitó a describir las antiguas ciudades en reconstrucción o a relatar un simple diario de viaje. Lo que tenemos ante nosotros es un verdadero ensayo sociológico de la mentalidad soviética, enmarcado en terror a una confrontación mundial atómica y en una URSS en plena proceso de reconstrucción y crecimiento industrial.

El libro fue un verdadero Bestseller. Fue publicado en 6 idiomas y 38 ediciones entre 1951 y 1956. Mi edición es de Emecé, 1952, Buenos Aires.

PD: Un detalle que no debe ser pasado por alto. El libro cayó en mis manos el mes pasado, agosto de 2016. Habiendo sido editado en 1952, puedo afirmar que he sido el primero en leerlo. Lo confirma que muchas páginas estaban mal cortadas por la guillotina de la imprenta, pegadas entre sí. Sesenta y cuatro años después, finalmente alguien lo ha leído...







Hitler pide que el Gobierno argentino aplique el estado de sitio en favor del nazismo

Así, textual, publicaba el diario Crítica el 26 de febrero de 1934. Y lo más curioso es que aquella afirmación, por más descabellada que pareciera, era cierta.


Durante los primeros años luego del advenimiento de Hitler, dos periódicos de Buenos Aires se opusieron fervientemente a los nazis y a sus oscuros métodos. Uno era el matutino Crítica, de los más populares de la capital, y el otro el “Argentinisches Tageblatt”, propiedad del germano Ernst Alemann. Este último era el órgano de los alemanes que resistían a la desaparición de la República de Weimar y al avance de los nazis en todos los órdenes de la vida teutona.

Ambos diarios, especialmente el Tageblatt, solían mofarse de los nazis, incluido su canciller, a quien representaban habitualmente con burdas caricaturas. Sus redactores denunciaban los abusos que comenzaban a perpetrarse en contra de los judíos en el Reich, a la vez que ponían de manifiesto los métodos brutales y la penetración hitlerista en cada ámbito, organismo u organización de Alemania.

Diario de Misiones reniega de la prepotencia
nazi en Argentina
En 1933, el ministro representante del Reich en Buenos Aires, von Kaufmann, amigo personal del enviado extraordinario y ministro plenipotenciario argentino en Berlín, Eduardo Labougle, hizo una presentación judicial denunciando a ambos diarios. Los alemanes querían a todas luces que el Gobierno argentino censurara a los periódicos que se oponían su régimen. Que los obligara a abandonar cualquier insinuación contraria a las políticas esgrimidas por el hitlerismo en el Reich. Los alemanes pretendían, sin más, que el presidente Agustín P. Justo aplicara los mismos métodos de censura que Goebbles había comenzado a aplicar en Alemania.

Para comienzo de 1934, Kaufmann había sido reemplazado por von Thermann. El nuevo representante llegaba a Buenos Aires para hacerse cargo de la Legación de Alemania y para demostrar, a diferencia de su antecesor, que estaba dispuesto a alinearse sin miramientos con sus nuevos amos nazis.

En febrero de ese año los nazis volvieron a la carga con renovado brío. Thermann presentó una descarada nota ante el ministro de Relaciones Exteriores Saavedra Lamas. El diplomático alemán amenazaba al Gobierno argentino con tomar represalias que repercutirían en las relaciones bilaterales y, como si fuera poco, recomendaba que éste se aprovechara del estado de sitio reinante para censurar a los periódicos cuestionados por los alemanes. Aún en 1934, se trataba de todo un atrevimiento impensado. (1)

Crítica y el Tageblatt, lejos de abandonar su diatriba contra Hitler, redoblaron la apuesta. Denunciaron la carta de Thermann y repudiaron vigorosamente el atrevimiento de los alemanes al sugerir que se utilizase el estado de sitio para censurar a la prensa de un país libre.

Como es de imaginarse, el reclamo de la Legación Alemana, si bien fue judicializado, no tuvo éxito. Sin embargo, no sería la última vez en que los alemanes intentaran que los dirigentes argentinos actuasen como lo harían ellos en Alemania. Aquello fue apenas el comienzo.

A continuación reproduzco completamente la nota de Thermann (2)



(1) El gobierno de Agustín P. Justo era democrático, sin embargo era el resultado del golpe de estado perpetrado años antes por Uriburu. Yrigoyen fue perseguido y encarcelado. Los levantamientos provocados en todo el país a su favor dieron como resultado la aplicación del estado de sitio. 

(2) Diario Crítica, edición del 26 de febrero de 1934. El original de la nota y el artículo de Crítica fueron extraídos por el autor del Archivo del MREC, D.P. Alemania, caja 3405.

Espionaje y Traición

La verdad es que no soy persona de escribir reseñas, pero en este caso voy a hacer una excepción. En realidad, no sé si lo que voy a escribir es una reseña, pero creo que bien vale la pena al menos hacer una mención sobre un libro bastante peculiar que acabo de descubrir y leer.

Hace unos días recibí una invitación por la liquidación de una de esas librerías que sólo Buenos Aires sabe tener. Vieja, sucia, haraposa, pero llena de libros tan antiguos como apetecibles. Un lugar donde uno podría hurgar incansablemente con el reloj detenido… Y como siempre mis ojos se fueron para el estante donde estaban apilados los libros de 60 a 80 años de antigüedad. Entre los más viejos encontré “Pasaporte para Moscú”, de Michel Gordney, que me hizo recordar a un añejo libro de la década de los cuarenta, que saqué de la biblioteca de mi abuela. Y el más pequeño pero no menos prometedor “Espionaje y Traición”, del inglés Frank Owen.

La historia verídica que narra “Espionaje y Traición” es de por sí bastante atrapante: Un doble espía inglés llamado Eddie Chapman, que, casi por casualidad, se encontraba detenido por delitos menores en la isla de Jersey cuando aterrizaron los Heinkel y los Junkers. Poco tiempo después estaba trabajando para el servicio secreto alemán, solo para transformarse en doble agente apenas puso pie en Gran Bretaña. 

Pero más allá de la gran historia de espionaje y aventuras, me resultaron sumamente atractivas las extensas descripciones que hizo el autor, en primera persona, es decir en la voz de Chapman, sobre los métodos, códigos, aparatos y cursos que el Abwehr (o el SD) utilizaba para adiestrar a sus más importantes espías. 

Como en el 2015 publiqué “Nazis en las sombras”, un libro que habla enteramente de espías nazis operando en Argentina, y algunos muy bien entrenados, por cierto, me hubiera resultado de gran ayuda haber contado con este libro hace un largo tiempo atrás. De por sí entrega información que no es simple de hallar, y lo hace desde una fuente absolutamente autorizada.

Ah, y todo por la módica suma de $20 ARS la unidad, cuando un libro promedio no baja de $400.-



Heinrich Bethe

El marinero de la foto es el electricista Heinrich Bethe, joven miembro de la dotación del Graf Spee. Noten que algún distraído cabo argentino colocó "BeRthe", por error, en el apellido del prontuario. 
El libro "Grey Wolf", entre otros, dice en su "bajada" que Heinrich "BeRthe" cuidó a un jerarca nazi hasta su muerte en Argentina. Ahora bien, los autores, extranjeros, deben haber sacado esta historia de algún otro libro argentino, ya que recuerdo haberlo leído en otro lado. ¡Fíjense que ni si siquiera se percataron de que no existe ningún "BeRthe" en la lista de tripulantes ni en toda la Kriegsmarine! 
Eso no es nada. El pobre Behthe murió el 27 de mayo de 1941 a bordo del mítico acorazado "Bismarck", ya que se fugó de la Argentina en 1940. Dato que está bien documentado por el Historisches-Marinearchiv de Alemania.


Como si fuera poco, recientemente he encontrado la prueba documental definitiva de la muerte de Bethe a bordo del acorazado Bismarck en 1941. A continuación se reproduce el documento proveninete del Busdesarchiv, Deutschland, im Kampf gefallene Soldaten, 1939-1948.




El yate Alga y el supuesto U-boot de Mar del Sud

Entre 2013 y 2014 escribí el libro “Nazis en las sombras”, la historia completa del espionaje alemán en Argentina durante la Segunda Guerra Mundial. Allí narré algunos sucesos acontecidos en el año 1943, entre otros tantos, en las costas rocosas y desoladas que se encuentran al sur de Mar del Plata. Zona de acantilados misteriosos, cuevas profundas y médanos hercúleos. Mar del Sud, famoso por su legendario hotel de estilo academicista, tan característico en las edificaciones de fines del Siglo XIX, que tanto me cautivó a comienzos de la década de los noventa cuando de pequeño vi por vez primera su ajado pero siempre majestuoso rostro.
U-199 en el Atlántico Sur
Aquella historia de espías sigue entregando nuevas aristas, detalles que no han entrado en el libro y que vale la pena relatar. 
En los albores de la década del cuarenta, Wilhelm Seidlitz era uno de los espías alemanes más importantes en Argentina. Primero al servicio del Abwehr y luego del SD, trabajó denodadamente para el Tercer Reich en el país sudamericano desde los tiempos en que ayudaba a evadirse a los ex oficiales del acorazado Graf Spee.
Corría el mes de julio de 1943 cuando Seidlitz viajó en su auto por los sinuosos y polvorientos caminos que aún hoy conducen a la que se llamaba estancia “El Porvenir”, ubicada uno diez kilómetros al noroeste del pequeño poblado. 

Apenas unos días antes, el R.S.H.A. de Himmler, (Reichssicherheitshauptamt u Oficina de Seguridad del Reich) que englobaba al SD o servicio de inteligencia exterior de las SS, pidió a su grupo de espías argentinos que se prepararan para recibir un submarino que transportaría nuevos agentes y equipos para el servicio. Siegfried Becker, alias “Sargo”, capitán de las SS y jefe continental de la Red Bolívar, instruyó a Seidiltz para que recurriera a un viejo conocido de ambos, el germano-boliviano Gustav Eickenberg, dueño de la estancia “El Porvenir” y acaudalado empresario.
Seidlitz lo había conocido en el Hospital Alemán de Buenos Aires, donde el empresario minero se hallaba internado por una pancreatitis; mientras que la amistad con Becker era aún más antigua, databa de 1940 mientras ambos estaban en Bolivia.

Testimonio de Seidlitz
Seidlitz visitó la estancia. Recorrió costas y acantilados en pos de encontrar el mejor sitio para efectuar el desembarco. Pero se presentaba otro problema: Los alemanes necesitaban una embarcación capaz de salir al encuentro del U-boot, para que este no tuviera que acercarse demasiado a la costa. Como en ese momento el servicio de espionaje se hallaba esperando que llegaran fondos frescos a Buenos Aires, Becker pidió a Eickenberg que le prestara $25.000 M/N para efectuar un depósito de garantía que le permitiera alquilar dicha embarcación. El hombre accedió de inmediato, algo que luego lamentaría profundamente.
Sidlitz había ya hablado con el marino germano-uruguayo Alberto Germán Wollkopff para que adquiriera y navegara la nave que debía reunirse con el lobo gris. Si un marino no alemán adquiría o alquilaba una nave de recreo no levantaría sospechas. Si bien la idea inicial fue alquilarla el barco, ante la demora del R.S.H.A. en enviar el submarino, Becker decidió comprarlo con el dinero de Eickenberg; aparentemente lo hizo sin que este lo supiera.
La nave que compraron los espías nazis fue el yate “Alga” de 20 toneladas, propiedad hasta entonces, y este es un punto interesante, del conocido empresario argentino Carlos Alfredo Torquist, descendiente de Ernesto Torquist, quien hasta ese momento tenía al barco amarrado en el Tigre.
Al parecer, la R.S.H.A. decidió cancelar definitivamente la operación, al menos eso declaró Becker bajo cautiverio de las autoridades argentinas en 1945. 

Gustav Eickenberg en prisión
El investigador argentino Laureano Clavero logró llegar hasta la hija de Eickenberg. La mujer recordó muy bien aquellas épocas que tantos dolores de cabeza le trajeron a la familia. Habló al investigador de un tal “Piernas”, hombre lisiado que habría delatado a su padre como miembro de la red de espionaje del Eje. Sin embargo, las fojas judiciales que obran en mi poder parecen contar una historia algo diferente.
Quien involucró a Eickenberg fue Seidlitz. El 25 de septiembre de 1944, el espía todoterreno del SD declaró ante el mayor Oscar Contal todo el asunto relacionado a la estancia, el fallido desembarco y la historia del yate “Alga”. Evitó en esa oportunidad mencionar que el barco se compró con dinero del empresario, pero meses más tarde Becker delataría esa novedad ante el mismo hombre. Pocos días más tarde Eickenberg se hallaba alojado en un frío calabozo.
La familia vendió los campos por aquella misma época. Hoy la hermosa estancia, que cuenta con una pista de aterrizaje de más de 3.000 metros, se llama “La Lucila”. Dicho sea de paso, Wolkopff, que no tardó en seguir el camino de los barrotes, también era aviador.
Eickenberg negó todo ante las policías, incluso conocer a Becker o Seidlitz. Pero no era fácil engañar al sagaz mayor Contal. El empresario había hecho un cheque por los $25.000 M/N, por lo que no le fue muy difícil a Coordinación Federal reconstruir la ruta del dinero.

Una prueba contundente contra Gustav Eickenberg
Las dudas persisten
Siegfried Becker declaró inequívocamente que el R.S.H.A. canceló definitivamente la llegada del U-boot a Mar del Sud a finales de 1944. En mi libro elaboro una posible teoría sustituta,  postulando que esa operación pudo haber sido reemplazada por otra llevada a cabo para las mismas fechas más al norte, no muy lejos de la desembocadura del Río de la Plata. Allí ubica la Marina de Guerra alemana al U-199 a mediados de julio de ese mismo año, coincidiendo, además, con la caída del salvoconducto secreto a través de cual los alemanes contrabandeaban materiales valiosos a bordp de barcos mercantes, preferentemente españoles. Esto último sucedió por el drástico cambio de régimen que se estaba produciendo en Argentina. Otra posibilidad pudo haber sido la llegada del velero del Abwehr “Santa Bárbara” a Mar del Plata, un año más tarde, del cual indudablemente desembarcaron espías, equipos de radiotelegrafía, divisas falsas y drogas valiosos para financiar al servicio.

Sin embargo las dudas sobre Mar del Sud se niegan a evaporarse, simplemente persisten. Laureano Clavero, especialista en el lugar de los hechos, aun las tiene. Pero dejemos que sea el mismo Laureano quien las exponga: “El mar, después de días de tormenta, deposita en las playas de Mar del Sud cientos de objetos procedentes del fondo del océano. Muchos de ellos pertenecen a antiguos naufragios que inclusive se remontan a siglos pasados. Uno de estos objetos llegó a mis manos gracias a Antonio Puente.” (…) “Me entrega una bolsa con un cuchillo bastante oxidado, al cual le falta parte de la hoja. Antonio me dice que tiene unas inscripciones muy pequeñas y un oso dibujado. Cuando comencé a analizarlo, y a compararlo con otras imágenes, pude ver que se trataba de un cuchillo de la marco Krupp Berndorf. Éste tenía grabado un pequeño oso a modo de logotipo. A pesar de faltarle parte de la hoja, noté que el cuchillo era igual a los usados en los U-boats alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. De hecho, estos cuchillos venían marcados en el mango con una <<U>>. El mango está muy gastado y casi no se aprecia. La casualidad surge cuando veo en el mapa que el cuchillo fue encontrado a un par de kilómetros de los campos costeros del enigmático y supuesto colaboracionista Eickenberg.”

El lugar de los hechos


Venta del Yacht Alga con membrete de Tornquist



Fuentes de información:
Segundo Sumario de Espionaje Alemán, Cuerpos 1 a 7, AGPJN.
“Mar del Sud y el enigma de los U-boats, parte II” Clavero, Laureano. Revista “WW2GP Magazine” N° 7.
Mutti, Julio B. “Nazis en las sombras”. Nowtilus. Madrid, 2015.
Mutti, Julio B. “Sumergibles alemanes en Argentina. Buenos Aires, 2013.