Las calles de Buenos Aires guardan esos ecos de antaño que suelen pasar desapercibidos. Edificios construidos hace cien años lucen aún orgullosos sus suntuosas fachadas, especialmente aquellos cercanos a la vieja avenida de Mayo. Apenas el concreto ennegrecido deja ver algunos vestigios del tiempo transcurrido.
Bajando por la antigua avenida, desde la 9 de julio, un túnel del tiempo lo lleva a uno hasta la calle Reconquista. Doblando hacia la izquierda, luego de algunos metros, la casa matriz de uno de los bancos más importantes de la "city porteña" atesora en silencio los secretos de Johannes Siegfred Becker y del cuartel genera del SD en Buenos Aires. La Basílica de la Merced parece un testigo silencioso e intocable para el paso del tiempo.
Siguiendo por la misma calle se llega hasta el número 331, edificio de hermosa y antigua fachada de principios de siglo XX. Allí, el 5 de noviembre de 1942, la Policía Federal ingresaba por la misma puerta de hierro que se ve en la foto; en el tercer piso, escaleras arriba, desbarataba al grupo de espías del Abwehr comandado por Hans Napp. Lo que allí encontraron los agentes del orden, determinó el fin de los días del famoso agregado naval de la Embajada del Tercer Reich en Argentina, Dietrich Niebuhr, quien en realidad era el jefe de la organización de espionaje para Sudamérica.
Los americanos habían denunciado ante el gobierno argentina la existencia de este nido de espías. A pesar del golpe, lejos estaban de acabarse los días del espionaje nazi en Argentina. Dos meses después de estos hechos, llegaba Becker al país y la Red Bolivar alcanzaba su máximo nivel de operatividad. Por su parte el grupo principal del Abwehr tampoco había sido descubierto.
Tan solo una pequeña parte de la investigación que esto llevando adelante por estos meses...
Julio B. Mutti
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