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Este blog tiene como objetivo describir hechos históricos. Bajo ningún concepto se tratan temas políticos. La aparición de cualquier imagen o fotografía relacionada a regímenes totalitarios es puramente ilustrativa y relacionada a temas históricos tocados en el sitio.

La ciencia es el arma más poderosa de la historia

Cuando el drama de batalla final por Berlín llegó a su fin en 1945, y finalmente Stalin permitió que sus propios altos rangos militares y los Aliados ingresaran al Búnker de Hitler, el coronel Roswell P. Rosengren, del Ejército de EE. UU., uno de los oficiales de prensa del general Eisenhower, fijó su vista en el sofá sobre el que el dictador nazi se había quitado la vida poco antes. Instintivamente se acercó y cortó un trozo de la tela manchada de sangre y se lo llevó a casa. Ese simple acto podría tener hoy, 80 años después, un gran impacto mundial.

Por alguna razón, el trozo de sofá pasó a manos del Museo de Historia de Gettysburg en EE. UU. En el año 2019, la profesora Turi King tomó muestras de la sangre.

La doctora King, renombrada genetista mundial y quien logró identificar el ADN de Ricardo III, obtuvo ADN del dictador en buen estado de la mancha. Pero claro, la cadena de custodia del trozo de sofá no había sido la adecuada. Por lo tanto, se hizo imprescindible comparar ese ADN secuenciado con algunas de las 39 muestras de ADN que el periodista Jean-Paul Mulders había obtenido hacía algunos años.

Jean-Paul Mulders es un periodista belga que descubrió parientes de Adolf Hitler en Austria y Estados Unidos, entre ellos un primo en segundo grado y tres bisnietos de Alois Hitler, el padre de Hitler, viviendo bajo el apellido Stuart-Houston. Mulders, junto al historiador Marc Vermeeren, realizó pruebas de ADN a 39 de estos familiares, como informó en su momento la prensa mundial.

Para sorpresa de pocos, o tal vez de muchos, las comparaciones del ADN de la sangre del sofá y de los 39 parientes arrojaron, sin lugar a dudas, una coincidencia absoluta. “Cuando esta muestra se comparó con la sangre del trozo de Rosengren, la coincidencia fue perfecta.” Dijo la profesora King al The Times.

A pesar de que esta prueba irrefutable de la muerte de Hitler en 1945 es definitiva y concluyente, no debe esperarse que sea el punto final para las teorías de conspiración. Por el contrario, simplemente se dirá que Hitler arrojó su propia sangre sobre el sofá y salió caminando alegremente del búnker, perdiéndose entre calles destruidas y bombas rusas.

La profesora King además logró una seria de hallazgos que Jack Blackburn, editor del Times, explicó brillantemente en un artículo publicado ayer en ese periódico:

1. La ausencia de un gen determinó que Hitler padecía el síndrome de Kallmann, un trastorno genético que dificulta la progresión normal de la pubertad y el desarrollo de los órganos sexuales. Esto no significa que Hitler no tuviera una vida sexual, sino que probablemente haya tenido problemas para desarrollarla como una persona cualquiera. El hallazgo genético, si bien es definitivo, solo permite la especulación en términos de su impacto en Hitler. (1)

2. Finalmente se dio por desacreditado el mito de que Hitler tenía un ancestro judío. Sin embargo, en su ADN no se hallaron pruebas de ello.

3. Más compleja es la evidencia de que Hitler probablemente padecía una o más de una serie de condiciones neurodiversas y de salud mental. A diferencia del síndrome de Kallmann, que se puede diagnosticar por la ausencia de un gen, estas condiciones están indicadas por miles de genes. Hitler estaba en el percentil superior en términos de sus posibilidades de tener autismo, esquizofrenia y trastorno bipolar, pero es imposible afirmarlo.

La ciencia y el método científico de trabajo, que también puede ser aplicado a la historia y los historiadores, son el arma más poderosa de la humanidad. No debemos olvidarlo.
El diseño biológico del tirano ha sido estudiado en detalle, y la investigación será cubierta en el documental de Channel 4 Hitler’s DNA: Blueprint of a Dictator (El ADN de Hitler: Plan de un Dictador)

(1) En diciembre de 2015 se informó de la publicación de documentos de la prisión de Landsberg . Entre ellos figura una nota en el Aufnahmebuch (libro de llegadas a prisión) del médico de la prisión Josef Brinsteiner, quien, según se informa, examinó a Hitler en 1923 y escribió que padecía criptorquidia derecha. El médico de Hitler, Erwin Giesing , y su médico personal, Theodor Morell, descartaron la idea del monorquidismo de Hitler y afirmaron que sus testículos estaban sanos.

El trozo de tela del sofá


El sofá sobre el cual se suicidaron Hitler y Eva Braun


La profesora Turi King




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