La tarde del 31 de octubre, el capataz de estancia José Delgado, miró al cielo en dirección al norte y apenas pudo creer lo que veía. Un avión de proporciones descomunales se precipitaba, evidentemente averiado, sobre la laguna de Rocha. Nada de lo que había visto antes se parecía a esa fortaleza voladora. Cuando al final de su carrera pareció que el bólido iba a romperse en mil pedazos, una gran columna de agua se levantó a sus costados y de a poco fue frenando su impulso… Era un hidroavión, y al parecer había logrado sobrevivir a la caída.
El enorme Lionel de Marmier pesaba 75 toneladas, medía 58 metros de largo y 44 de envergadura. Sus seis motores le permitían alcanzar una velocidad crucero de 320 km/h y llevar 50 pasajeros y carga. Una verdadera novedad para 1945.
En su vuelo inaugural desde Francia a Buenos Aires (había hecho escala en Río de Janeiro), uno de sus seis motores se desprendió y una de sus palas abrió un enorme hueco en el costado del fuselaje. El periodista brasileño de O´Globo Pedro do Amaral Teixeira murió en el acto. El cineasta francés Georges Emile Ansel perdió ambas piernas y falleció en un hospital de Montevideo. El resto de los casi 50 pasajeros lograron sobrevivir casi ilesos.
El capataz de estancia que casualmente hablaba fluidamente el francés, junto a un grupo personas fue el primero en llegar al aparato. Entabló una relación de gran amistad con el comandante del avión, André Chatel.
Luego de equilibrar el avión, removiendo un motor y cambiando de posición otro, y de dragar la laguna para permitir el despegue, el Marmier voló al puerto de Montevideo para completar sus reparaciones. Antes de partir, el comandante le dio a Giménez un extraño obsequio… Un tubo de metal que contenía un chaleco salvavidas de la Luftwaffe, un Schwimmweste. Agregó además que no revelara el contenido, pues detrás de aquel vuelo “había cuestiones peligrosas y mucho oro”. Al parecer, también dijo, en aquel aparato viajaban personas relacionadas al régimen nazi en escape hacia Argentina.
La familia de Delgado todavía atesora entre sus cosas el Swimmweste Anferderz FL 30164-2
Fuente: Héctor Amuedo
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