La amenaza submarina alemana que enfrentaros los británicos durante la Primera Guerra Mundial suscitó todo tipo de nuevos dispositivos destinados a su neutralización. Acorazados y cruceros comenzaron a mostrar grandes bolsas de acero a sus costados, denominados bulges, se desarrollaron las redes antisubmarinas, se perfeccionaron los destructores, se crearon las mortíferas cargas de profundidad y los convoyes. Pero, sin lugar a dudas, el más ingenioso y elaborado de estos dispositivos fueron los barcos “Q” o buques trampa.
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Estos barcos “misteriosos” como también eran conocidos, eran mercantes pequeños armados con poderosos cañones y tripulados por marinos y oficiales de la Royal Navy. No debemos confundirnos con los mercantes armados de la Segunda Guerra Mundial. Los buques “Q” de la Gran Guerra, eran verdaderos barcos señuelos. Para comenzar, eran retirados totalmente del tráfico mercante. Sus bodegas eran completamente rellenadas con maderas, ya que normalmente se dejaban torpedear por los submarinos alemanes, ya que el momento más vulnerable de estos era cuando se acercaban para interrogar a los náufragos del supuesto mercante.
El Q Farnboroug hundiéndose |
Los ingleses desarrollaron un muy detallado procedimiento para el accionar de los buques “Q”:
La tripulación vestía harapos al mejor estilo de los marinos mercantes. Además existía un grupo de “pánico”, que al momento del ataque simulaba abandonar el barco a toda velocidad, haciendo creer al atacante que nadie quedaba a bordo. El submarino, acercándose despreocupado, eran atacado por sorpresa por los artilleros y el comandante que se ocultaban detrás de mamparos móviles.
No solamente se utilizaron vapores. Hay un gran registro de veleros y barcos de pesca transformados en “Q”
Cañón de 12 libras oculto a la vista en un bote |
El libro del capitán Austen, que supo ganarse de Victory Cross a bordo de una de estas naves, rememora épicos combates entre estos raros navíos y los bravos submarinos del káiser. Sus páginas están plagadas de anécdotas increíbles de proezas llevadas a cabo en las condiciones más indescriptibles.
Recomiendo su lectura. Realmente me ha resultado muy entretenido.
Los avances técnicos de los lobos grises en la Segunda Guerra Mundial hicieron obsoletos muchas de estas medidas antisubmarinas. Por ejemplo los bulges fueron inútiles porque el torpedo explotaba debajo de la quilla. Los buques trampa, a pesar de que se comisionaron nueve, tampoco tuvieron el éxito alcanzado en la guerra de 1914.
Comandante de un Q camuflado como civil |
Un buque Q descubre su poderoso cañón |
Comandantes Campbell y oficial Bonner, mencionados en el libro de Austen |
Fotografías: KEBLE CHATTERTON
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