Los agentes astutos preveen lo que va a suceder en lo futuro, y algunas veces hacen planes con muchos años de anticipación. Uno de los agentes de la Gran Bretaña trabó amistad con un matrimonio de ancianos bondadosos. Al descubrir que eran acérrimos antinazis, les propuso que establecieran una taberna en el extremo del canal de Kiel que da hacia el mar del Norte.
Antes la guerra, se hizo una costumbre que los submarinos alemanes se detuviesen frente a la taberna para que los tripulantes bebiesen el ultimo vaso de cerveza en la madre patria, antes de internarse en los mares. Siguiendo el consejo del agente, invitaban de vez en cuando ruedas de cerveza a los parroquianos. El agente también había sugerido que se estableciera la costumbre de que los clientes firmasen un libro de visitantes. Después de estallar la guerra, continuaron las prácticas. Tan pronto como el submarino comenzada a retirarse, el tabernero cogía el libro de huéspedes, bajaba al sótano, y se encaminaba por un pasaje subterráneo a una casa vecina donde un radiotelegrafista inglés lo esperaba para enviar la información al Almirantazgo.
Parte de la larga nota sobre espionaje escrito por el ex agente de la OSS, Richard Dunlop, para el número de noviembre de 1960 de Mecpanica Popular.
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