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Las 10 reglas de oro del as Otto Kretschmer

Menos de dos años de guerra le bastaron al comandante Otto Kretschmer para convertirse en el máximo as de la guerra submarina. Entre 1935 y 1941, Kretschmer comandó el U-35, el U-23 y el U-99. 

Kretschmer sobre la
cubierta del U-99
La guerra sorprendió al oficial al comando del pequeño U-23, del tipo II, con el cual se aventuró en sucesivas oportunidades mucho más allá de las someras aguas para las que estaba concebida ese tipo de naves. 
“Silent Otto” hundió 46 naves aliadas, entre las cuales se contado un destructor y al menos tres mercantes armados, y dañó al menos 5. El total de toneladas ascendió a la magnífica suma de 273.043 en hundimientos y 37.965 en daños. 
Como el lector puede imaginarse, Kretschmer fue largamente condecorado: Cruces de Hierro y de Caballero varias. 
Antes de ser tomado prisionero en marzo de 1941, en una acción en la que ordenó emerger a su muy dañado U-99 en medio de un bombardeo con cargas de profundidad, el as de la Ubootwaffe dejó establecidas las 10 reglas que todo comandante de lobos grises debía seguir al pie de la letra. 
Estas normas de oro nos enseñan mucho sobre lo que era la guerra submarina en los primeros años de la guerra, antes de que los aliados perfeccionaran armas temibles para los oficiales de sumergibles, como por ejemplo el radar. 

Las 10 reglas: 

1 - En toda operación de submarinos es de importancia primaria contar con vigías competentes. Cuando se opera en alta mar el primer requisito del éxito es tener a bordo la mejor organización posible. Un eslabón flojo en el sistema puede significar la destrucción del buque y la muerte de sus tripulantes. 

2 - No basta que los vigías avisten todos los objetos que aparecen en la superficie; también deben avistar con la debida antelación todos los objetos que aparecen en el cielo. La aviación desempeña un papel cada vez más importante en la organización de los convoyes enemigos. Los aviones son un peligro mortal para un submarino en superficie. Nosotros confiamos en que los vigías nos advertirán de su aproximación con tiempo suficiente para bajar a más de sesenta pies con el fin de no ser vistos y bombardeados. 

3 – Los buques sueltos que no enarbolen pabellón neutral ni distintivo de la Cruz Roja y que por lo contrario parezcan beligerantes, deben ser cañoneados y hundidos de ser posible, con el fin de reservar los torpedos para los más difíciles blancos escoltados. 

4 - Hay que ayudar a los sobrevivientes, siempre y cuando se disponga de tiempo y si al hacerlo el submarino no se expondrá a peligros indebidos. La tripulación debe saber que, en caso de que el U-99 (submarino de Kretschmer) se hunda y haya tiempo de abandonar la nave, podrá esperar que el enemigo lo rescate. Que es justamente lo que el enemigo tiene derecho a esperar de nosotros. 

5 – Se atacarán los convoyes de día solamente cuando no convenga aguardar hasta la noche. El ataque diurno de un convoy escoltado presupone la necesidad de correr un riesgo calculado y sólo se lo debe efectuar previo un cuidadoso estudio de todos los factores involucrados. 

6 - En circunstancias normales el U-99 dedicará las horas de luz diurna para seguir al convoy y maniobrar para estar en posición de ataque favorable al caer la noche. Por posición de ataque favorable se entiende el lado oscuro de un convoy cuando hay luna, de manera que el convoy quede bien recortado a su luz en tanto que nuestra propia silueta, presentada de proa, resulte casi imposible de detectar. 

7 - Con poca luna, o en noches oscuras, el U-99 atacará siempre por el lado de barlovento del convoy. Cara al viento y a veces a la lluvia y a la espuma, los vigías enemigos son menos eficientes que de espaldas al viento. 

8 - El U-99 se guiará por mi principio de que los abanicos de torpedos lanzados desde gran distancia no tienen ninguna garantía de éxito y forzosamente resultan un desperdicio. En primera instancia no hay ninguna necesidad de disparar más que un torpedo por buque. 

10- El principio arriba expuesto obliga a disparar a quemarropa, lo que sólo es posible irrumpiendo a través de la pantalla antisubmarina de la escolta y a veces incluso dentro de las columnas del convoy. Tal ha de ser el objetivo de todos nuestros ataques. 

Luego de pasar largos años en cautiverio, este gran as de las profundidades se incorporó a las fuerzas navales de la OTAN. Se retiró con el rango de almirante de flotilla en 1970. Murió en 1998.


El pequeño U-23 antes de la guerra




1 comentario:

  1. Hola Julio...una vez más navegando tu blog, hay tanto para leer y seguramente mucho para comentar que esa tarea se transforma en interminable !! En este caso solo quiero recordar la figura del As Otto Krestchmer..."Un torpedo,un barco..doce torpedos,doce barcos" su lema de profesionalismo y perfección. Su U-99 con su Herradura Dorada fue sinónimo del verdadero hombre de mar luchando descarnadamente por su Patria. Un abrazo.

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