Como siempre digo, desde la desembocadura del Río de la Plata hasta Tierra del Fuego, cada pueblito costero tiene su historia de submarinos alemanes acechando en la noche. Y como la semana pasado estuve cerca de Pianamar, no perdí la oportunidad de comprobarlo una vez más. Los amigos del Archivo de la ciudad de General Madariaga, muy cerca de la costa bonaerense, compartieron conmigo el testimonio que sigue más abajo, publicado por una revista zonal en 2006.
Cuento del marinerito
Por Lilia Ruata de Rossi, vecina de Pinamar.
"Un día de verano de la década del 1940, estábamos con mis primas jugando en los médanos de Ostende, cerca del mar y a pocos pasos de la casilla de madera donde pasábamos nuestras vacaciones, con una tía. De pronto. divisamos un marinerito que venía caminando por la playa, con una bolsa de lona blanca al hombro. Grande fue nuestro asombro porque no se veía barco alguno, parecía surgido del horizonte. Pensamos que habitaría el faro de Punta Médanos -cercano a Mar de Ajo- y como no habla camino por tierra, venia por la playa. Al acercarse más, pudimos ver que era muy joven, de piel muy blanca y cabello muy rubio En ese momento tía Juanita interrumpió nuestros juegos y nos hizo entrar a la casilla. Desde allí lo vimos pasar y entrar en el almacén de Bourel, a unos 300 metros de nuestra casa.
Punta Médanos |
Ya a estas alturas para nosotras —que teníamos entre cinco y doce años de edad— era todo un misterio: seguimos montando guardia en la ventana y nuestra curiosidad fue recompensa-da porque, al rato, salió del almacén con su blanca bolsa marinera bien llena y desapareció, caminando por la playa. Pasados unos días. volvió nuestro marinerito a visitar el almacén. Tiempo después, nuestra tía conversó con el señor Bourel y así quedó develado el misterio: algunos submarinos que formaban parte de la flota alemana que estaba combatiendo en la Segunda Guerra Mundial, solían anclar cerca del faro Punta Médanos, y el capitán enviaba a un marinero a buscar provisiones para reabastecer la casi vacía despensa del barco y así volver a hacerse a la mar"
Interesante anécdota Julio. Al parecer, si todos los testimonios son ciertos, la mitad de la Kriegsmarine estuvo en nuestras costas. En fin, de todas formas, no quita que algunos de estos relatos sean más verídicos que otros, y que algo haya que aún no se ha develado. Saludos
ResponderEliminarHola Julio.....un marinerito con su bolsa marinera blanca comprando víveres para una dotación de + o - 70 personas ?? Un abrazo
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