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El hundimiento del "Felson"

El submarino U-23 se deslizó por las oscuras aguas. Navegaba por la superficie y su comandante (Otto Kretchsmer), en la torre, vigilaba las sombras de la noche. De pronto, a lo lejos, una silueta puso en alarma al submarino alemán. Un barco, indudablemente. Volvió a enfocar sus binoculares una y otra vez. La silueta cobró forma más definida. El comandante ya no dudó. Se encontraban en presencia de un barco enemigo. El paso siguiente era uno solo. La nave estaba detenida o navegaba muy lentamente. Además, lo hacía a oscuras... Esto sólo significaba una cosa: barco, armado, de guerra o crucero auxiliar. La conclusión era muy simple: atacarlo en seguida. 

U-23
La torre se cerró bruscamente. Las órdenes corrieron por el U-23. El sumergible desapareció de la superficie. Instantes más tarde, la estela de dos torpedos indicaba que los proyectiles se dirigían hacia el blanco. Pasaron sesenta segundos escasos. De pronto, una atronadora explosión sacudió al submarino. El resplandor de la explosión de los dos torpedos iluminó la noche. El comandante del U-23, aferrado al periscopio, horadó la noche con su mirada, tratando de verificar lo ocurrido. La oscuridad más absoluta siguió al resplandor de las explosiones. Rápidamente el submarino emergió. La torre se abrió y dos hombres se precipitaron afuera. Eran el comandante y el segundo del U-23. Este último disipó las dudas con una frase: "No era un barco. Era una roca". 
En el interior del sumergible, minutos más tarde, los hombres, habiendo cedido la tensión, comentaron en tono risueño el incidente. y el comandante, siguiendo la broma, ordenó radiar el siguiente mensaje: "Roca torpedeada, pero no hundida". 
Días más tarde, al regresar de su crucero a la base de Kiel, el comandante del U-23 se sorprendió ante el extraordinario recibimiento de que fue objeto. lnquirió en seguida los motivos y fue el mismo Doenitz el que disipó sus dudas. En efecto, ante la pregunta del almirante, acerca del hundimiento del "Nelson", el comandante respondió que jamás lo había visto. Doenitz, asombrado, pidió inmediatamente la carpeta donde se consignaron los mensajes del U-23 y extendió ante el sorprendido comandante una hoja de papel donde se leía: "Nelson torpedeado, pero no hundido". 
Instantes más tarde. aclarado el incidente, ambos hombres rieron de buena gana. La explicación del error estaba en una simple sustitución de letras al recibir el mensaje. En efecto, roca, en alemán, se dice FELSON; en la recepción del mensaje se había confundido la palabra con NELSON. Después, todo había seguido su curso y los alemanes habían dado al "Nelson" por torpedeado...

El HMS Nelson con sus amenazantes torres triples de 35.6 cm.

El HMS Nelson era un enorme acorazado botado en 1925 que prestó servicios en la Segunda Guerra Mundial. Sin dudas su torpedeamiento por el U-23, un pequeño U-boot de la clase IIB, hubiera sido un hecho de enorme trascendencia.

El U-23 tiene la particularidad de haber sido destinado al Mar Negro junto al U-20 y U-19. Más extraño que un teatro de operaciones tan lejano fue la forma de llegar a él. Todos los sumergibles fueron desmantelados y enviados por tierra hasta Rumania. En 1944 las naves fueron hundidas por sus propias tripulaciones frente a las costas turcas. En 2008 fueron localizadas; están en excelentes condiciones de conservación.

Uno de los tres U-boot hundidos en el Mar Negro, todos del tipo IIB; Pierre Kosmidis.

Fuente: La Segunda Guerra Mudial, N° 36. 1965 Picadilly Press. Ed. Codex.  

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