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El último escape del nazi Josef Schwammberger

Por Juan Pablo De Toni

“Era la mañana del 19 eh noviembre de 1987. La tarea previa había sido intensa, y no faltó quien dijera que no se justificaba. En varios automóviles nos dirigimos a la localidad de Huerta Grande. Teníamos que actuar para evitar que se escapara. Iba a supervisar el operativo policial y a concretar personalmente la orden de detención que había librado por escrito".

Relata en un artículo de La Voz del Interior el ex Juez Federal de la Nación Miguel Rodriguez Villafañe, minutos previos a que una de las etapas más crueles del siglo XX tuviera un capítulo importante en la localidad de Huerta Grande. Al llegar a la casa en la que se estimaba que estaba, el juez ordenó que se cubrieran todas las salidas y cuando preguntó si se encontraba Leo Franz Joseph Schwammberger, una señora le indicó el primer piso. El entonces juez pidió subir solo y luego de interrogarle acerca de su identidad y obtener una respuesta afirmativa, Rodriguez Villafade le comunicó que estaba detenido a cargo del Juzgado Número 3 de La Plata. El hombre de 1.76 metros de estatura y que tenía un manejo duro del castellano se encontraba sentado en una cama y no opuso resistencia. Mediante las armas de la justicia se detenía a uno de los cinco criminales de guerra más buscados del momento, pero también comenzaron a surgir una serie de capítulos en blanco de esta historia.


Días después a la captura, medios de prensa informaron luego de producirse el arresto en Huerta Grande, que el nazi de 75 años habitaba sólo hacía dos semanas la pensión de la familia Germann, y de allí pensaba irse unos días después. Además, el individuo no poseía ningún tipo de equipaje. ¿Quién cobró la recompensa? y ¿Quién vendió a Josef Schwammberger? No tardaron en transformarse en las incógnitas de esta historia, de posibles intervenciones de agentes secretos israelíes y de reflotar las viejas traiciones entre camaradas alemanes. Vicente Bretal quien fuese juez del Juzgado Federal N°3 de La Plata en aquellos días de 1987, retomó el caso de la extradición de Schwammberger a causa de una información que recibió en su despacho: El ex teniente de las SS estaba viviendo en la localidad de Huerta Grande en la pensión de una familia alemana. Luego de confirmar y chequear los datos obtenidos, se puso en contacto con el Dr. Rodriguez Villafañe en Córdoba. Existieron numerosas versiones y rumores en lo que respecta a la supuesta recompensa. En primer lugar se habló de que Dolores Germann fue quien entregó a su huésped a cambio de 250 mil dólares. En segundo lugar, se señaló que ésta cobró solo 50 mil y el resto un tercero. En tercer y último lugar, también corrió el rumor que los recompensados fueron miembros del poder nacional y del municipio local. Finalmente la recompensa existió. Alfred Steim, fiscal de Crímenes de Guerra de Alemania Federal, reconoció ante el Congreso Judío Mundial reunido el 7 de mayo de 1990 en Alemania Federal: "Se han pagada 500 mil marcos (310 mil dólares) a un informante que posibilitó la captura de Schwammberger.Y la cifra es 10 veces mayor a cualquiera de las diez pagadas con anterioridad.”

Un articulo publicado por el Diario del Valle del 16 de febrero de 1992, puso en la mira al matrimonio de Helmuth (ex miembro de la Luflwaffe) y Dolores Germann, dueños de la casa de dos pisos ubicada en Florencio Ameghino 155 de la localidad serrana, donde se produjo el arresto de Schwammberger. Según testimonios de vecinos de Huerta Grande que han tenido una relación cercana con esta familia, la pareja atravesaba una difícil situación económica en aquellos días de 1987. Después de lo ocurrido el 13 de noviembre, Dolores y Helmut refaccionaron su casa y realizaron distintos viajes a Europa, lo que induce a pensar que esta vuelta de tuerca en la economía de los Germann está relacionada con la recompensa ofrecida por Alemania. También la nota describe a Dolores como una mujer "totalitaria y proclive a imponer sus decisiones" y agrega, de acuerdo a algunos testimonios, que "Dolores manifestó en varias oportunidades, la inteción de crear un grupo neonazi o pronazi, sin que esta propuesta tuviera eco en sus allegados.

Por otro lado, Jorge Camarassa, autor de "ODESSA al Sur, cita como posible beneficiario a un hombre llamado Fried Guth que vivía en las inmediaciones de Córdoba. Su nombre figuraba en las listas de criminales de guerra que confecciona periódicamente el centro Simon Wiesenthal y fue quien condujo a Schwammberger a la propiedad de los Germann. El autor plantea otra hipótesis muy difícil de comprobar, que lleva a que el ex gobernador de Córdoba, Eduardo César Angeloz, fue quien recibió la recompensa. Hoy por hoy, los vecinos recuerdan aquella mañana de primavera pero no se animan a sumergirse completamente en el recuerdo. Hablan de una mujer mayor de edad, quien encierra todas las respuestas. Pero como es de esperarlo, Dolores Germann, "la alemana", como se la conoce entre los aledaños, no da explicaciones a periodistas y no hace declaraciones al respecto de esta historia que puso a la localidad de Huerta Grande en los grandes medios de prensa del mundo, cuando el quinto criminal de guerra nazi más buscado del mundo fue capturado en su chalet de dos pisos.

“Estábamos asombrados", comentó uno de los vecinos. "Fue un operativo espectacular. Hubo tareas de inteligencia y reconocimiento del lugar. Arribaron en dos autos y se dirigieron directamente al domicilio en donde se encontraba Schwammberger y lo arrestaron”, señaló. También agregó que en el barrio se conocía que diez o quince días atrás de la detención, los Germann habían alquilado una habitación a un miembro de la colectividad que provenía de las localidades serranas de Villa General Belgrano y La Cumbrecita: “Se sabía que había una persona viviendo. Incluso el ex piloto de la Luftwaffe, Helmut Germann, hablaba con él. Se comentaba que paseaba por el centro de la ciudad e iban al bar Quitapena, como si fuese un turista normal.”

Como si esto fuera poco, tres días después de la caza de Schwammberger, el día lunes, un vecino de alrededor de 75 años murió asesinado. Debido a la proximidad de tiempo entre ambos sucesos, la hipótesis de una venganza por la posible entrega del criminal de guerra estaba en la boca de todos. Esto dio como secuela una especie de psicosis temporal en los habitantes del lugar. Se buscaron todas las variables y nexos posibles. El homicidio tardó treinta días en esclarecerse por la confesión de su propio autor, y no guardaba ningún tipo de relación con lo ocurrido tres días atrás. La relación de los Germann y sus vecinos no cambió para nada. "Ellos sostuvieron que fue un huésped, que necesitaban el dinero y que alquilaron la habitación”. Concluyó la fuente.


Otro huésped me La Falda 

¿Fue Leo Franz Joseph Schwammberger el único criminal nazi que residió en Punilla?

El recuerdo colectivo de algunos faldeases y los libros escritos por Carlos Panozzo dejan asomar la respuesta. Señalan que el responsable y artífice de la llamada "Solución Final" que exterminó a 6 millones de judíos, Adolf Eichmann, visitaba con frecuencia a la familia Werner, dueña de uno de los primeros chalets de Villa Edén. Uno de los tres hijos del genocida entabló romance con Elvira Pummer, hija de Francisco Pummer, jardinero de Werner por más de 30 años, a finales de los años '50. Finalmente, ambos contrajeron matrimonio en 1961 y la ceremonia religiosa se realizó en privado un día de semana en la Parroquia Santísimo Sacramento de ciudad de La Falda. Panozzo afirma en uno de sus libros: "Era común ver a los Eichmann por las calles de la ciudad”

¿Quién era el detenido?

Increíblemente, se trataba de un nazi de ancestros judíos que arribó a la Argentina el 19 de marzo de 1949 utilizando su verdadero nombre pero con nacionalidad italiana. Fue jefe de custodia de los guetos de Kzwadow y Sazrnensot y de los campos de trabajos forzados de Mieles y Przensyl en Polonia, donde asesinó a no menos de 15.000 judíos. Su tarea más importante fue la de deportar remesas de millares de judíos a Auschwitz, la que realizó con un exceso de celo. Según lo relatado por Simon Wiesenthal en una conferencia de prensa en la década del '60, Schwammberger nunca había superado la jerarquía de teniente dentro de las SS de Hitler a causa de que su arianidad no era pura y tenía antepasados judíos. Según el libro "ODESSA al Sur" de Jorge Camarassa, el «teniente de las SS fue capturado por los aliados una vez acabada la guerra y sentenciado a cumplir una condena impuesta por los Tribunales de Austria en la prisión de Landeck, en el Tirot. No obstante, el criminal logró escapar, se dirigió a Italia y para marzo de 1949 ya se encontraba radicado en San Isidro, Buenos Aires. Reconocido en 1962 por una sobreviviente de un campo de concentración, huyó a Capital Federal en 1963, a Don Torcuato en 1965, a La Plata en 1971 y a Temperley en 1981, lugar donde residió hasta 1987. Schwammberger nunca ocultó su condición de prófugo en el país utilizando siempre su verdadero nombre con el cual se nacionalizó y con el que figuró en los registros públicos del país. Alojado en la Unidad Penitenciaria N° 9, el 23 de noviembre sufrió un ataque cardiovascular. La descompensación se produjo por la ingestión de benzodiacepina, lo que produjo un shock al mezclarse con otros sedantes recetados con anterioridad, lo que pareció una inducción al suicidio o un Intento de homicidio. Una vez superada la situación y confirmada el alta, fue trasladado a Caseros y de allí extraditado hacia Europa, donde se Juzgó a este hombre viejo y frágil de 80 años, quien aparentemente sufría de demencia y la enfermedad de Parkinson, y quien, mientras que no negaba los cargos en su contra, decía no tener ningún recuerdo de la Segunda Guerra Mundial. En mayo de 1992 fue condenado a prisión perpetua por las atrocidades cometidas 50 años atrás.

Quien era el piloto de la Luftwaffe que escondió a Schwammberger, por Julio B. Mutti

Hubo dos pilotos de la Luftwaffe con el nombre Helmut Germann. Uno se perdió en acción en 1940 piloteando un bombardero bimotor Do 17.
El vecino de Huerta Grande, protector del nazi Schwammberger, al parecer fue un Feldwebel piloto del 9/KG-100. Su nave era un Do 217 K-3 (Werk # 4733) "6N + GT". Este avión se perdió el 15 de agosto de 1944. Germann y su tripulación lograron escapar de su avión averiado después de atacar un barco frente a St. Raphael, Francia. El aparato se estrelló en Barbastro, Huesca, España. Se informó que la tripulación fue internada, sin mención de repatriación. Tripulantes: Gefreiter Erich Brucker y Gefreiter Fritz Jahrens.

Debo mencionar que según los papeles de la Luftwaffe, Germann debía tener 33 años cuando llegó a la Argentina, mientras que en el CEMLA aparece como soltero de 31 años. Tal vez un error del funcionario de migraciones.

Fuente: Investigador de la Luftwaffe Tom Kracker 


La tumba de un "nazi" ¿escondida en Totoras?

 Artículo escrito por el profesor Diego Bocco


Principios de abril.

Agustín, alumno de la escuela rural EFA de Totoras, hizo una pregunta “inquietante” en medio de una clase de Totalitarismos y Autoritarismos en Europa: - “…Yo estoy viviendo en la estancia La Germania… ¿Tendrá algo que ver la tumba que hay ahí en el monte, en medio de los pastizales? Tiene un apellido raro… Es a quinientos metros, más o menos, de donde vivimos”. Una semana después, Candela, la hermana de Agustín procedía con la misma pregunta.

Siempre escuché de los “viejos” de Totoras, cuando era chico, de la supuesta presencia de alemanes que se refugiaron en campos de la región tras la guerra. Incluso que Hitler se habría protegido en la estancia Los Leones un tiempo, en Clason. Siempre es difícil, y también injusto, etiquetar de cualquier manera y sobre todo partiendo de un prejuicio. Ni hablar si el tema tiene que ver con una “identidad/afinidad política”. En el caso del nazismo la cosa se hace más compleja todavía. La pregunta del título es tendenciosa y también amarillista. Me la permito hacer mientras se desanda el camino a una respuesta provisoria.

Para acercarnos a la cuestión está bueno preguntarnos, en cambio, quienes fueron ANASTASIUS NORDENHOLZ, ANITA NORDENHOLZ (su hermana) y ALFRED PLOETZ.

El padre de los Nordenholz se llamó Guillermo Federico (Nordenholz), fue cónsul de Prusia y dueño y creador de la estancia La Germania, ubicada a pocos kilómetros de Totoras, entre Clason y Las Rosas. Se estableció en Buenos Aires en 1850, y una década después adquirió campos para establecer la estancia en un espacio cercano a las 5.500 hectáreas. En un plazo de quince años el tamaño se triplicó. El cónsul falleció en 1912 y el condominio de la propiedad quedó, hasta 1938, en manos de sus tres hijos: Anastasius, Ángela, y Anita.

Anastasius Nordenholz, el único hijo varón del cónsul, nació en 1862. En Europa trabajó como profesor y como periodista, y acá en el país como científico y como granjero. Llegó a Berlín en 1888 para hacer sus estudios universitarios y ahí mismo se unió a la Asociación de Estudiantes Alemanes. Esta agrupación tenía como principios a la “germanidad”, a la “monarquía” y al “cristianismo”. A finales de la década no solo era antijudía, sino también extremadamente “nacionalista”.

Pero volvamos a Anastasius. En varios sitios web norteamericanos se lo menciona como el padre de la Cienciología, una religión moderna que tiene entre sus adeptos a John Travolta y a Tom Cruise, pero que en tiempos de Anastasius, el eje rector era el conocimiento. Si bien el fundador de dicha iglesia fue un norteamericano llamado Ron Hubbard, Nordenholz acuñó el término.

En Alemania, Anastasius Nordenholz fue amigo y “apoyo financiero” del médico ALFRED PLOETZ (creador del concepto de Higiene Racial) con quien publicó en 1904 la “Revista de las Razas y de la Biología Social”. Al año siguiente fundaron la Sociedad para la Higiene Racial y Alfred Ploetz se casó, en segundas nupcias, con ANITA NORDENHOLZ. Ploetz y Anastasius se convirtieron en cuñados. Uno de los propósitos de Alfred Ploetz era “salvar a la raza nórdica”. Afirmaba que “el apoyo a los pobres debe ser mínimo y solo darse a las personas que ya no tienen ninguna influencia en el cuidado de sus crías. Este y otros sentimentalismos humanos, como el cuidado de los enfermos, los ciegos, los sordos y los mudos, de hecho, de todos los débiles, solo obstaculizan o retrasan la eficacia de la selección natural.” Alfred Ploetz pretendía una “selección de genética sana y de alta calidad”. En el año 1933 escribió un artículo con elogios a Hitler, señalándolo como el hombre “que, a través de su fuerza de voluntad, está sacando la higiene racial alemana de la maleza”. Tres años después Hitler lo nombraba como profesor, por su trabajo e influencia en el desarrollo del Tercer Reich.

Si volvemos a Argentina, a la estancia La Germania y recorremos su historia, encontramos en un artículo periodístico de los años ´40, (colección del dueño actual de la estancia, Darío B.) que el padre de Anastasius y de Anita, recibió en Clason a figuras como el príncipe Ferdinand de Hohenzollern, al ex zar Ferdinand de Bulgaria, y al mismo presidente Julio Argentino Roca. Nada subestimable la importancia e influencia de los Nordenholz.


Anastasius Nordenholz murió en Argentina en 1953. A pesar de su labor administrativa en la estancia, siguió viajando a Alemania hasta poco antes de su muerte. Alfred Ploetz, el creador de la Sociedad de la Higiene Racial, falleció en Alemania en 1940. Su mujer, Anita Nordenholz, se hizo cargo acá en Argentina de lo que le tocó en herencia de La Germania y fundó la Cabaña y Estancia El Orión, hoy propiedad de la empresa láctea Verónica.

…La respuesta a la pregunta de Agustín y de Candela, con toda certeza es un “SI”. La tumba que está perdida o escondida en el monte… la tumba de Anastasius Nordenholz tiene que ver con la Historia. Lamentablemente, ese monte ubicado a quinientos metros de su vivienda no pertenece ya a La Germania, sino a otro productor que adquirió hectáreas en la zona. Con todo derecho, el propietario eligió resguardar su nombre y también la ubicación de la tumba, alegando que la noticia podría generar visitas desordenas e inconsultas a la propiedad. Más allá de los datos y de la ubicación, lo que crece en latidos, son las preguntas: … ¿Qué pasó con Anita Nordenholz, esposa de Alfred Ploetz, uno de los sembradores de la semilla que germinaría como nazismo? ¿Qué rol tuvo ella después de la guerra y de la caída del régimen? ¿Habrá propiciado asilo a los jerarcas que, como es sabido, tenían recibimiento en la Argentina de Perón? ¿Habrán existido conexiones en otros lugares o propiedades de la región? ¿La historia termina ahí? ¿Por qué las tumbas, en situación de abandono y en un monte perdido, no cobraron la importancia que merecen?

Qué bueno que estas preguntas no son de Agustín y de Candela. No sabría qué responderles...

El hornero alemán

Un libro es como un concierto… comienza con canciones bien arriba, pasa por momentos de calma y finalmente culmina nuevamente en lo más alto. Eso es lo que espero también cuando me ubico en el lugar del lector. Quiero que el libro me atrape desde el comienzo, que el autor utilice recursos que hagan de las primeras páginas una trampa sin escape... Eso pasa con el libro de Juan Martin Alice, “El hornero alemán”. Desde el comienzo la acción en la cabina de un Bf-109 es tan realista que se puede sentir el miedo y el olor a pólvora de los proyectiles; luego entra en la meseta de la historia de Büchersen, un piloto argentino en la Luftwaffe, para terminar con los bises de la increíble muerte de la estrella de África, el inolvidable Marseille.

La investigación de Alice es tan detallista y exhaustiva que los granos de arena del desierto del norte de África se sienten entre las rendijas de los dientes; uno casi puede compartir la tristeza con cada amigo perdido o la euforia del primer derribo de un Blenheim solitario en el cielo noruego.

En definitiva, es un libro que he disfrutado poco a poco, como me gusta, desojándolo tranquilamente. Y no solo es una buena historia; no puedo negar que he aprendido mucho sobre entrenamiento de pilotos y tácticas de combate.

Por todo esto recomiendo leer “El hornero alemán”






El hombre que fue detenido en Argentina por su parecido con Bormann

La última semana de septiembre de 1960, la pequeña ciudad de Zárate, al norte de la provincia de Buenos Aires, sufrió una revolución inesperada. Un inmigrante alemán que trabajaba en una empresa de la construcción por $180 diarios, fue detenido acusado de ser nada menos que el siniestro Martin Bormann, visto por última vez quince años antes mientras intentaba escapar del Führerbunker.

Hasta el ministro de Interior, Alfredo Vítolo, declaró que el detenido tenías las características físicas de Bormann. La Embajada de Alemania Occidental en Buenos Aires comunicó rápidamente que pediría la extradición si el hombre realmente era Bormann


Sin embargo, los exámenes antropométricos más exhaustivos fueron negativos; para el 30 de septiembre, las crónicas en los diarios comenzaron a dar cuenta de que Fleger no era Martin Bormann. El hombre negó vehementemente ser Bormann de inmediato. No solo había llegado a Argentina en 1944, dijo, sino que había vivido varios años antes en Chile; fue allí donde perdió su brazo derecho en una mina.

En Mannheim, Alemania, la Sra. Gertrude Wiens le dijo a la policía que el hombre era su hermano, Walter Flegel, quien había emigrado a Argentina hacía 30 años. Dijo que había recibido cartas enviadas por él desde Zarate. Oskar Riester, jefe de la policía de Mannheim, dijo que su declaración parecía creíble y que había informado a Interpol, la organización policial internacional. Por otro lado, en Bonn, se declaró oficialmente el jueves en el Ministerio Federal de Justicia que si hubiera habido alguna duda de que el alemán arrestado en Argentina fuera Martin Bormann, el gobierno federal habría solicitado inmediatamente su extradición.



Para 1960, se desconocí que Bormann, el último Reichsleiter del partido nazi, estaba enterrado en la Estación Lehrter, justo donde los testigos dijeron que lo habían visto por última vez. En 1972, unos trabajadores de la construcción descubrieron sus restos, a los que años más se sometieron a una examen de ADN que confirmó su identidad





El misterio del "Titanic" del aire que cayó en Uruguay

La tarde del 31 de octubre, el capataz de estancia José Delgado, miró al cielo en dirección al norte y apenas pudo creer lo que veía. Un avión de proporciones descomunales se precipitaba, evidentemente averiado, sobre la laguna de Rocha. Nada de lo que había visto antes se parecía a esa fortaleza voladora. Cuando al final de su carrera pareció que el bólido iba a romperse en mil pedazos, una gran columna de agua se levantó a sus costados y de a poco fue frenando su impulso… Era un hidroavión, y al parecer había logrado sobrevivir a la caída.
El enorme Lionel de Marmier pesaba 75 toneladas, medía 58 metros de largo y 44 de envergadura. Sus seis motores le permitían alcanzar una velocidad crucero de 320 km/h y llevar 50 pasajeros y carga. Una verdadera novedad para 1945.


En su vuelo inaugural desde Francia a Buenos Aires (había hecho escala en Río de Janeiro), uno de sus seis motores se desprendió y una de sus palas abrió un enorme hueco en el costado del fuselaje. El periodista brasileño de O´Globo Pedro do Amaral Teixeira murió en el acto. El cineasta francés Georges Emile Ansel perdió ambas piernas y falleció en un hospital de Montevideo. El resto de los casi 50 pasajeros lograron sobrevivir casi ilesos.
El capataz de estancia que casualmente hablaba fluidamente el francés, junto a un grupo personas fue el primero en llegar al aparato. Entabló una relación de gran amistad con el comandante del avión, André Chatel.


Luego de equilibrar el avión, removiendo un motor y cambiando de posición otro, y de dragar la laguna para permitir el despegue, el Marmier voló al puerto de Montevideo para completar sus reparaciones. Antes de partir, el comandante le dio a Giménez un extraño obsequio… Un tubo de metal que contenía un chaleco salvavidas de la Luftwaffe, un Schwimmweste. Agregó además que no revelara el contenido, pues detrás de aquel vuelo “había cuestiones peligrosas y mucho oro”. Al parecer, también dijo, en aquel aparato viajaban personas relacionadas al régimen nazi en escape hacia Argentina.
La familia de Delgado todavía atesora entre sus cosas el Swimmweste Anferderz FL 30164-2
Fuente: Héctor Amuedo




El acorazado Schlesien en Mar del Plata y la Patagonia

En diciembre de 1937, el acorazado Schlesien, un viejo buque de la Kriegsmarine, atracó en Mar del Plata. Oficialmente se trataba de una visita de buena voluntad de un buque escuela. En realidad, los alemanes realizaron tareas de propaganda entre sus colonos e inteligencia sobre las costas argentinas, incluso tan al sur como Comodoro Rivadavia, en vistas de una guerra inminente.

En Mar del Plata fue recibido por el intendente José Camusso. Se les hicieron numerosos agasajos al comandante Friedrich Wilhem Fleischer y a toda la tripulación, parte de la cual viajó a Buenos Aires para diversos actos.

Para la primera semana de enero, el Schlesien estaba en la Patagonia, donde centenares de alemanes y sus hijos nacidos en Argentina se dieron el gusto de navegar a bordo del buque.

La fotografía grande en la que se va la torreta de proa doble de 280 mm. es una hallazgo inédito. Fue secuestrada por la Policía Federal en casa de un dirigente nazi de apellido Engalland en 1942. Sobrevive en un viejo archivo argentino en la Cámara de Diputados.

Podemos agregar el Schlesien, botado en 1906, fue parte de la batalla naval más grande de la historia, la batalla de Jutlandia. Fue parte del escuadrón de acorazados pre-Dreadnought, los “acorazados de 5 minutos”.



Fotografías en el AHCD


Fotografías en AGN

Los argentinos en las Wehrmacht durante la Segunda Guerra Mundial

Después de tres años de investigación, los primeros días de enero 2024 apareció en las mejores librerías de Buenos Aires mi libro sobre los argentinos nativos en las Wehrmacht.

Editorial El Ateneo lo tituló "Nazis argentinos que pelearon en la Segunda Guerra Mundial".

Es una investigación basada en los Archivos Federales de Alemania, archivos varios argentinos y entrevistas personales a familiares y descendientes.

Hay historias fantásticas que hasta a mí me han sorprendido. Si te gusta leer sobre la Segunda Guerra Mundial no te podes perder este libro.

Sinópsis: La historia inédita de los argentinos que se unieron al ejército de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. A través de testimonios, entrevistas, fotografías y archivos desclasificados, el escritor e investigador especializado en el tema, Julio B. Mutti, desentraña cómo y por qué estos jóvenes tomaron la decisión de sumarse a las filas alemanas para combatir por el Tercer Reich.
Una narración cautivadora que llena un vacío histórico y documental, y nos ofrece una visión única de los argentinos que, voluntariamente, fueron parte de las tropas de Hitler.

ISBN: 9789500214742 Páginas: 368

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