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Este blog tiene como objetivo describir hechos históricos. Bajo ningún concepto se tratan temas políticos. La aparición de cualquier imagen o fotografía relacionada a regímenes totalitarios es puramente ilustrativa y relacionada a temas históricos tocados en el sitio.

Mandíbula y supuesto cráneo de Adolf Hitler



Artículo redactado por Julio B. Mutti 


El SMERSH – servicio de contrainteligencia soviético – estuvo tras la pista de Adolf Hitler desde antes que concluyera la Batalla por Berlín. Hoy en día, a diferencia de lo que algunas opiniones interesadas nos cuentan, se puede reconstruir en gran medida la suerte corrida por el cuerpo del Führer alemán y su flamante y joven esposa, Eva Braun.
Ha resultado de dominio público que en años recientes la ciencia forense habría logrado determinar que el cráneo que los rusos atesoraron en Moscú, como supuestamente de Hitler, no logró superar los exámenes de ADN practicados por un grupo de científicos norteamericanos.
Los especialistas estadounidenses afirman que, sin lugar a dudas, el cráneo, el cual presenta un claro orificio de bala, pertenece a una mujer. En principio este hecho no debería sorprendernos. Lo que hoy no se menciona, junto a tal afirmación, es que la controvertida pieza fue recuperada por el NKVD – antecesora de la KGB – un año después de los hechos, es decir en 1946, y luego de que la investigación y excavación del SMERSH hubiera terminado y todos los restos importantes hubieran sido removidos por completo del jardín de la Cancillería del Reich.
La operación inicial llevada a cabo por un grupo selecto de funcionarios del servicio de contrainteligencia fue un total secreto, no solo para las tropas de la NKVD, sino para los máximos responsables del Ejército Rojo, entre ellos el mismo Zhukov, a quien en dos oportunidades diferentes se le negó el acceso al Füererbunker con la excusa de que la zona era insegura.
Tal cual lo menciona el famoso Antony Beevor, en su gran obra “Berlín”, el gran Mariscal fue mantenido durante más de 20 años en las sombras, motivo por el cual relató una y otra vez a la prensa internacional que el cuerpo de Hitler jamás había sido hallado. La camarilla de Stalin, quien era secundado por Abakumov y Beria en el manejo de la operación de engaño más grande del Siglo XX, mantuvo el secreto del hallazgo de los cuerpos con la fuerza intempestiva del habitual terror soviético.
Tal como menciona Julio B. Mutti en “Los Verdaderos Últimos Días de la Segunda Guerra Mundial”, “l
os restos de la mandíbula, aún en poder de los rusos y la mancha de sangre del sillón, siguen siendo las últimas esperanzas de dar por terminado este controvertido asunto”, cosa que al día de hoy no parece demasiado sencilla.
Las mandíbulas y el puente de oro hallados en el cadáver de Hitler fueron cotejados con los croquis realizados por los mecánicos dentales que los diseñaron, coincidiendo casi a la perfección. Mismo resultado se obtuvo de la comparación con las radiografías que citamos en este artículo, tomadas en septiembre de 1944.
 Julio B. Mutti continúa afirmando, “El hallazgo de los puentes de oro y los restos de las mandíbulas, especialmente los de Adolf Hitler, resultan de suma importancia. En aquella época, resultaba una de las formas de identificación más eficientes de cadáveres en mal estado”. (…)
“El fragmento de cráneo y las mandíbulas se conservan en lugares diferentes, ya que el SMERSH se aferró a su valiosa evidencia. El cráneo, como hemos mencionado, se recuperó más tarde y fue tomado por el NKVD, y es por eso que ha estado en el Archivo Estatal de la Federación Rusa desde el colapso de la Unión Soviética”

Basado en: LosVerdaderos Últimos Días de la Segunda Guerra Mundial” Parte I, capítulo XVI

 Las presentes imágenes pertenecen a libro "Hitler, Legend, Mith and Reality" del autor: Werner Maser



Sumergibles alemanes en Mar del Plata. Artículo Diario Popular 1985

Se trata de un artículo del año 1985, cuando el tema no estaba del todo instalado. Si bien contiene un sinnúmero de errores y malas interpretaciones, pone de manifiesta ya en el mencionado año las dudas que generan los confusos hechos de julio y agosto de 1945. Vale la pena disfrutar de la lectura de un artículo de 28 años de antigüedad.
Redactado por Julio B. Mutti